jueves, 12 de marzo de 2020

9.2. La intervención en Marruecos. Repercusiones de la Primera Guerra Mundial en España. La crisis de 1917 y el trienio bolchevique.



La intervención en Marruecos:
En el contexto del imperialismo europeo del siglo XIX-XX, España después de perder las colonias en el desastre  del 98 (derrota frente a EE.UU.), deseaba recuperar la posición internacional de seguir siendo potencia colonial. Debido a su debilidad económica y militar tuvo que asumir un papel que estaba supeditado a las decisiones de las grandes potencias imperialistas del momento, durante las crisis marroquíes entre Francia, Inglaterra y Alemania precursoras del posterior enfrentamiento armado en la I Guerra Mundial.
En 1906 se organizó la Conferencia de Algeciras, que asignó a España la administración del norte de Marruecos (la región montañosa del Rif entre Ceuta y Melilla dos plazas fortificadas que eran posesiones españolas desde hacía siglos), correspondiendo a Francia el sur del país (zona más extensa y de mayor valor económico). Esta región se sumaba al Sahara español y a la Guinea Española, como parte del imperio colonial español en África.
La implantación imperialista española fue muy escasa y tardía, siendo más nominal que efectiva, vinculada a la obtención de recursos naturales destinados a satisfacer intereses empresariales, la población colonial española era fundamentalmente militar y personal minero.

La colonización del Marruecos español , oficialmente un protectorado con capital en Tetuán, se inició tras la firma del tratado de Fez con Francia en 1912 en donde se fijaron las fronteras e influencia de cada metrópoli. La ocupación colonial se encontró con la resistencia organizada de las cabilas bereberes (población autóctona del Rif).


En 1909, las cabilas rifeñas habían logrado derrotar gravemente en  El Barranco del Lobo al ejército español, que protegía a los trabajadores de un ferrocarril minero en Melilla. Estos hechos fueron la causa directa de la semana trágica de Barcelona que se produjo como protesta  ante el llamamiento a filas de los reservistas para ir a Marruecos, el gobierno reprimió violentamente las protestas. 


La ocupación del Rif prosiguió lentamente, fijando posiciones defensivas con la construcción de un sistema de blocaos (pequeños fortines) con el objetivo de constituir la base estratégica  de una ocupación efectiva.  

En  1921 se produjo una acción militar por parte del general Silvestre para acabar con la presencia organizada de la guerrilla  rifeña  adentrándose en territorio de las cabilas rifeñas. La respuesta militar  organizada  por el líder rifeño Abdel-Krim,  con una emboscada a las tropas españolas desplegadas en un área que los rifeños conocían y controlaban,  produjo  una grave derrota conocida como el desastre de Annual, con un número de muertos entre 9.000 y 13.000 personas, muchos en una desbandada y repliegue hacia Melilla que estaba a más de 150 kilómetros.
Las repercusiones políticas fueron muy importantes, acentuando la  crisis del régimen político de la Restauración y llegándose a cuestionar el papel del Rey en las decisiones militares tomadas en Marruecos. El rechazo al militarismo como forma de presión de la parte de la sociedad  más vulnerable  al llamamiento a filas, las clases populares; la creciente impopularidad de la aventura colonial y los enormes costes humanos, además de las posibles implicaciones de la corona expuestas por diputados de la oposición en las Cortes, llevaron a la constitución de una  comisión para hacer una investigación en profundidad dirigida por el general Picasso, el Expediente Picasso. El prestigio social de republicanos y socialistas que defendían el abandono de la aventura colonial en  Marruecos y evitar los altos costes humanos fue en aumento; mientras el ejército y la monarquía aparecían como los actores  más importantes  del desastre. Ambas instituciones aparecían señaladas en la investigación de manera poco defendible, siendo esta situación una de las causas fundamentales del golpe de estado de Primo de Rivera en 1923 junto al grave conflicto social que vivía nuestro país, sobre todo en Barcelona y el campo andaluz.



La Primera Guerra Mundial (1914-1918) y sus repercusiones en España:
La gran guerra  de 1914-18 que enfrentó a las potencias centrales (Alemania y el Imperio Austrohúngaro) contra  los aliados de la entente (Francia, Gran Bretaña y Rusia) influyó en la vida de nuestro país. Desde España fue seguida  con gran expectación distinguiéndose dos claros sectores los aliadófilos apoyados por los sectores liberales de la sociedad y los germanófilos defendidos por sectores más conservadores.
En España la declaración de neutralidad mostraba claramente el mal estado en el que se encontraba el ejército español y la situación social general de España. La existencia de  germanófilos y aliadófilos entre los distintos partidos y grupos sociales reproducía la posición social de sectores de la sociedad española. Los conservadores apoyaban a Alemania y Austria, considerados como los representantes del orden disciplinario-prusiano, la autoridad y la tradición imbuida de sentimientos reaccionarios. Los liberales simpatizaban con los aliados, vinculados a "la razón, la modernidad, el derecho y la libertad" como valores del parlamentarismo liberal.  Solamente se cuestionó la neutralidad y la germanofilia conservadora  que se expresaba en sus medios de comunicación durante la campaña de los submarinos alemanes, que hundieron decenas de mercantes españoles que comerciaban libremente.

Las consecuencias en España de la guerra fueron de carácter económico  y social. La industrialización y modernización iniciada a principios de siglo se consolidó ante el crecimiento de las exportaciones que los bandos contendientes demandaban. Hubo un período de fuerte aumento de la producción industrial y un gran desarrollo del comercio exterior. Los sectores  tradicionales de producción fueron los más destacados, el textil, la siderurgia, el carbón, o el cereal. Aparecieron sectores nuevos: la industria química, las armas ligeras o la construcción naval relacionados con la demanda bélica de los países en guerra. 
La balanza comercial española se equilibró, se canceló la deuda externa, acumulándose importantes reservas de oro. Los beneficios empresariales fueron espectaculares, dándose una gran acumulación de capitales que no fueron destinados a buscar nuevas inversiones para tener en cuenta y prevenir el cambio de las condiciones económicas con el final de la guerra. El factor predominante fue el  gran crecimiento económico de las empresas industriales y de los latifundistas cerealistas, grandes beneficiados de la guerra mundial .

El alza de los precios (inflación) en el mercado interior,  subieron los precios, los trabajadores perdieron capacidad adquisitiva de los productos básicos debido a la escasez relativa, la distribución empresarial  favorecía  a las exportaciones internacionales.  
Este gran aumento de precios de los productos básicos no fue acompañado de una subida salarial que permitiera un nivel de compra similar y  equiparable al comienzo de la guerra. Los trabajadores veían como la bonanza económica de las élites no repercutía de la misma manera en sus vidas. Muchas trabajadores se quedaron en paro cuando los países en guerra firmaron la paz y empezaron a producir.
La precariedad, la especulación, la carestía de productos de primera necesidad fueron la causa de los motines de subsistencia  de algunas zonas  que se generalizaron.  Los conflictos laborales que  los dos grandes sindicatos: la CNT y la UGT, dirigieron para acabar con la penuria de los trabajadores más afectados fueron respondidos con una dura represión.
(La epidemia de gripe mundial, llamada gripe española  fue el trágico colofón a la guerra, generando millones de muertos por todo el mundo, cerca de 200.000 en nuestro país).

La crisis de 1917 y el trienio bolchevique (1918-1921):
España entró en un periodo de conflicto social continuo debido a las grandes   diferencias económicas,  dependiendo de la pertenencia a las clases trabajadoras o a las empresariales, las diferencias económicas y la pobreza históricas de las clases trabajadoras no se atenuaron sino que se acentuaron. El triunfo de la revolución rusa de octubre de 1917 dirigida por los bolcheviques (mayoría del P.S.D. Ruso) junto a la situación política y social de España fue vista con temor por  los grupos dirigentes del país y con gran  esperanza en la emancipación revolucionaria por parte de las clases trabajadoras.
Tres grandes conflictos  se dieron este mismo año, historiográficamente  llamada crisis de 1917.
Se produjo un enfrentamiento entre el gobierno y el ejército peninsular, que reclamaba mejoras salariales y laborales teniendo en cuenta el año de inicio de la carrera militar que se veía modificado por la gran cantidad de oficiales beneficiados por los ascensos por "méritos de guerra" (en muchos casos injustificados) entre los destinados en Marruecos: los africanistas; que les adelantaban en el escalafón, fue un factor clave en el origen de este conflicto. Se crearon las llamadas Juntas de Defensa, que denunciaban la situación de los militares y se erigieron en un grupo de presión  dentro del Ejército con influencia y repercusión en la política.
El gobierno de Dato en vez de disolverlo, legalizó las Juntas de Defensa que se convirtió en un órgano de presión sobre el poder político y antecedente claro de otras organizaciones que se formarán posteriormente para intervenir directamente en la política nacional.  Muchos militares participaron en la represión de la huelga general de los trabajadores, defendían los intereses de las élites gobernantes frente a los trabajadores, abriéndose una brecha estratégica por las claras diferencias de posición frente a la crisis. Al mismo tiempo se va configurando entre  los nuevos mandos del ejército de Marruecos, los militares africanistas (Sanjurjo, Mola, Goded o Franco) un grupo que  influirá en la política por sus posiciones monárquicas muy conservadoras frente al nacionalismo, a los republicanos y al movimiento obrero. Durante la II república aparecerán dirigiendo el golpe contra el sistema democrático.

-La crisis política se hizo patente con la suspensión de las garantías constitucionales y la disolución de las cortes por parte del gobierno conservador de Dato, en mitad de una de las habituales crisis de los gobiernos del turno. La burguesía catalana de la Lliga regionalista, liderada por Cambó, convocó a la oposición a una Asamblea de Parlamentarios que se celebró en Barcelona el 19 de julio, a la que asistieron republicanos y socialistas. Se aprobó una moción que pedía un cambio de gobierno, una reforma constitucional y unas  cortes constituyentes. La disolución de la Asamblea por parte de la Guardia Civil acabó con la reunión y  la continuidad de la asamblea de parlamentarios. Posteriormente se empezarán a forjar nuevas formas de gobierno conservador por miedo a la revolución,  empezó en España a formarse los gobiernos de concentración, integrado por liberales, conservadores  y miembros del catalanismo político (Cambó se convirtió en ministro de la corona), coincidían así las burguesías turnistas  y las catalanistas en su objetivo prioritario de frenar a las clases trabajadoras.

-En agosto, la UGT y la CNT declararon la huelga general revolucionaria en España ante el agravamiento de la vida de los trabajadores. Planteaban reivindicaciones de carácter social y salarial haciendo hincapié en la necesidad de democratización de la vida política, pedían la solución a los graves problemas de la clase trabajadora. El alcance de la huelga fue desigual, centrándose en Barcelona, Madrid y Bilbao o Asturias frente a una dura represión. El miedo de las clases dirigentes  turnistas de la restauración  y de  la burguesía catalana, socios en los objetivos de cercenar cualquier acción que cuestionara su posición dominante, desencadenó una feroz represión del ejército, convertido en elemento imprescindible y aliado necesario  para mantener el sistema de poder existente sin modificación alguna, la lucha entre la clase dirigente conservadora frente al movimiento obrero contó con un aliado constante en la dura represión: el ejército.
En la foto siguiente los líderes socialistas detenidos en el penal de Cartagena. Besteiro, Anguiano, Saborit y Largo Caballero 1918

La repercusión de la revolución rusa y su líder Lenin  fue muy importante  en todo el mundo para la organización de los trabajadores, significó que podían tomar el poder y desbancar a la burguesía para acabar con la explotación del hombre por el hombre objetivo común del movimiento obrero, en España esta influencia llegó en un momento de gran agitación social. En el campo andaluz, las frecuentes crisis de subsistencias y la precariedad llevaron a los campesinos-jornaleros, fundamentalmente anarquistas y en menor medida socialistas, a la extensión de las revueltas; se sucedieron las manifestaciones, las huelgas, se dio la ocupación de tierras y también breves experiencias de comunismo libertario (acción directa), por lo que se ha dado en llamar a esta etapa entre 1918 y 1921, el trienio bolchevique.


La situación hizo que el gobierno decretara el estado de guerra, haciendo intervenir al ejército en las labores del campo. Es en este período donde se da un gran crecimiento de la CNT en Cataluña, liderando la larga e histórica huelga de la Canadiense donde se consiguió por primera vez en España la reivindicación histórica obrera de la jornada de 8 horas. La Patronal catalana  se mostró dispuesta a combatir a la CNT y a sus dirigentes sindicales con la violencia extrema mediante el pistolerismo y con el apoyo de las autoridades gubernamentales. Desde el gobernador Martínez Anido hasta el capitán general Primo de Rivera que contaba con amplias simpatías de la alta burguesía catalana.
La patronal fundó sindicatos amarillos (sindicatos que van contra los sindicatos obreros de clase) y los llamó "sindicatos libres", sus miembros pistoleros asesinaron a líderes sindicales, sus miembros esquiroles rompían las huelgas, se aplicó la ley de fugas (disparar a alguien que huye) que fue utilizada sin ningún freno por las fuerzas del orden, la respuesta de algunos grupos dentro del anarquismo fue constituir grupos de defensa armada y actuar directamente contra los dirigentes político-empresariales, el resultado fue una espiral de violencia y una dura represión de los trabajadores y sus apoyos en la sociedad.
La violencia se cobró muchas vidas entre ellas la del presidente Eduardo Dato y la del líder anarquista moderado El Noi del Sucre. 

La  situación de crisis era continua. Confluyen en ella el papel del ejército en la represión, la guerra de Marruecos con la derrota de Annual  y la posterior comisión de investigación para esclarecer los hechos dirigida por el general Picasso, y como marco de la desigualdad social, la conflictividad laboral-social no resuelta.  
Los partidos dinásticos junto a sus aliados catalanistas (de 1918 a 1923 hubo 11 gobiernos), fueron incapaces de resolver la situación. Se  cuestionaba así la capacidad del régimen conservador de la Restauración para garantizar el orden político, social y económico hegemónico.
La oligarquía dominante, la Iglesia, la Corona y el Ejército coincidieron en sus propuestas y propiciaron la aparición de un "cirujano de hierro" que generara una nueva situación que defendiera sus intereses. En Italia en 1922 habían  tomado el poder  los fascistas acabando con el sistema liberal, contó con las simpatías de los sectores dirigentes conservadores del continente. Este golpe contra la democracia influyó en el inmediato devenir histórico europeo y mundial.
En 1923, un golpe de estado del general Primo de Rivera puso fin al sistema de  la Restauración iniciando una dictadura hasta 1930. 
TEXTOS
La Guerra de Marruecos
La lucha en sí era lo menos importante. Las marchas a través de los arenales de Melilla, heraldos del desierto, no importaban; ni la sed ni el polvo, ni el agua sucia, escasa y salobre, ni los tiros, ni nuestros propios muertos calientes y flexibles, que poníamos en una camilla y cubríamos con una manta; ni los heridos que se quejaban monótonos o aullaban de dolor. Nada de esto era importante, porque todo había perdido su fuerza y sus proporciones. Pero ¡los otros muertos! Aquellos muertos que íbamos encontrando, después de días bajo el sol de África, que vuelve la carne fresca en vivero de gusanos en dos horas; aquellos cuerpos mutilados […].
Seguimos quemando cadáveres en montones rociados de petróleo, seguimos luchando en crestas de cerro, en honduras de barranco, seguimos avanzando más y más, durmiendo en el suelo, devorados por piojos, torturados de sed. Construimos nuevos blocaos [fortines], llenando miles de sacos terreros y levantamos en ellos parapetos. No dormíamos: nos moríamos cada día, para resucitar en la mañana siguiente, y en el intervalo vivíamos a través de pesadillas horrendas. Y olíamos. Nos olíamos unos a otros. Olíamos a muerto, a cadáver putrefacto.
Arturo BAREA «La ruta» La forja de un rebelde

De la guerra de Marruecos y el combate que no debió ser -Serrano Sáenz de Tejada. Libro editado por el Ministerio de Defensa (clic en el título)

Mensaje de las juntas de defensa a Alfonso XIII (1917)
La hacienda con déficit y el Estado defraudado por la riqueza oculta, recargadas ciertas fuentes contributivas, mientras otras compran la benevolencia de la investigación, para rehuir su contribución a la patria. […]
Desde luego hay que confesar que es imposible labor fructífera cuando en los últimos veinte años gobernaron 38 gobiernos con un promedio de ejercer el poder en tres o cuatro meses.[…] Esta es la culpa de los gobernantes.
La del pueblo es el mal uso que hace de sus derechos de ciudadanía, vendiéndola a la influencia o al dinero, no usándolos o concediéndolos inconsciente a los vividores de la política. Pero en esta responsabilidad tiene una disculpa y le ayuda un cómplice: la inmoralidad electoral manejada por el cacique, que la cede a reembolso a los profesionales de la política ayudados por los gobiernos, que para ello entronizan la corrupción y atropellan la justicia, persiguiendo o desmoralizando a los encargados de la sagrada misión de administrarla.
La ética gubernamental ha producido el cáncer que corroe al Estado español inficionando [infectando] todos sus organismos, contaminando, en mayor o menor grado, a todos sus individuos. El ejército ha resistido durante mucho tiempo el contagio, pero también por fin en él ha prendido.
La influencia, el favoritismo, la burocracia, la demagogia y la anarquía como naturales consecuencias; en fin, todas las enfermedades que enumera el derecho político como causantes de la vida anormal de los estados, aquejan al español y conducen a la ruina.
En Bases documentales de la España contemporánea. Ed. Guadiana



El siguiente texto es un fragmento del manifiesto difundido por el comité organizador de la huelga de agosto de 1917 y recogido por uno de sus miembros, Andrés Saborit, dirigente del PSOE y de la UGT:

A los obreros y a la opinión pública: […]
Cerca de medio siglo de corrupción ha llevado a las instituciones políticas españolas a un grado tal de podredumbre que los mismos institutos armados claman contra la injusticia, contra la arbitrariedad, y se consideran vejados y engañados por los mismos poderes públicos que tantos mentidos halagos les han prodigado cuando se trataba solamente de utilizarlos como instrumento de opresión y tiranía. Y si esto han hecho los poderes públicos con las clases sociales en cuya adhesión han buscado siempre las firmes garantías de su existencia y dominio, ¿qué no habrán hecho con el pueblo inerme e indefenso, bajo un régimen constitucional ficticio, bajo un régimen económico de miseria y despilfarro y en un estado cultural mantenido por oligarcas en el más bajo nivel y merced a ímprobos y perseverantes esfuerzos? El proletariado español se halla decidido a no asistir ni un momento más pasivamente a este intolerable estado de cosas. […]
Y esta magna movilización del proletariado no cesará hasta no haber obtenido las garantías suficientes de iniciación del cambio de régimen, necesario para la salvación de la dignidad, del decoro y de la vida nacionales.
Pedimos la constitución de un Gobierno provisional que asuma los poderes ejecutivo y moderador, y prepare, previas las modificaciones imprescindibles en una legislación viciada, la celebración de elecciones sinceras de unas Cortes Constituyentes que aborden, en plena libertad, los problemas fundamentales de la Constitución política del país.



El campo andaluz en 1919



El origen de los actuales conflictos es motivado por la carestía de las subsistencias, de una parte, y de otra por la intransigencia de la clase patronal, opuesta siempre a conceder aumentos en los salarios […].

En este pueblo y su provincia, el trabajo en la agricultura se presta de dos maneras: trabajando en el ruedo y por temporadas; sus horas de salida al trabajo son: en el ruedo, media hora después de apuntar el sol y regresar después de ponerse; de temporada, de sol a sol; las horas de descanso son: dos comidas en todas las estaciones del año, que oscilan entre treinta y cinco a cuarenta minutos cada una, tres paradas en otoño, tres en invierno, cuatro en primavera y cinco en verano; en estas paradas se invierten de veinte a veinticinco minutos, y dos horas de siesta en esta última época, pues tanto las comidas como las paradas dependen de la voluntad del capataz que dirige el trabajo.
Las temporadas son de veinticinco a treinta días, y hasta cuarenta, según el tiempo que media entre festividad y festividad, y el jornal en metálico es el mismo, y además en especies (aceite, vinagre, ajos y sal) se les da una cantidad no mayor de 40 céntimos. En lo que afecta a los alojamientos (dormitorios), son pésimos, y ninguno, por lo regular, reúne condiciones de salubridad; las camas son de paja, y mala, y peor es (salvo excepciones) que la misma paja, tras que es poca, sirve para todo el año, teniendo que dormir en ella cuantos trabajadores van a dichas fincas durante todo el año.
Información sobre el problema agrario en la provincia de Córdoba, Instituto de Reformas Sociales


No hay comentarios:

Publicar un comentario