domingo, 22 de marzo de 2020

10.3. La Guerra Civil: la sublevación militar y el estallido de la guerra. La dimensión internacional del conflicto.


10.3. La Guerra Civil: la sublevación militar y el estallido de la guerra. La dimensión internacional del conflicto.


La guerra civil fue el hecho más dramático de la reciente historia de España. Terminó de forma violenta con el intento reformista y modernizador que pretendió poner a nuestro país al nivel de las democracias occidentales. El conflicto social  desde 1917  se convirtió en el enfrentamiento de dos bloques sociales enfrentados que no llegaron a conseguir acuerdos, por un lado la oligarquía que se oponía a cualquier modificación de sus privilegios, contaba con el apoyo de sectores del ejército y de la sociedad más conservadora y sectores no partidarios de un sistema democrático. Por otro lado, la burguesía reformista y modernizadora que junto a amplios sectores de las clases populares querían un país cercano a las democracias occidentales, además de sectores populares que querían cambios radicales de la sociedad.
Fue el acontecimiento mundial anterior a la II guerra mundial (algunos historiadores la incluyen como el brutal prólogo de esa guerra) que reflejó la pugna existente entre el creciente avance del nazi-fascismo contra las democracias.
La sublevación militar



El día 17 de julio de 1936, la insurrección militar comenzó en Melilla, a continuación en Ceuta y Tetuán, los que se opusieron fueron detenidos y muchos de ellos fusilados, controlando todo el protectorado de Marruecos. El día 19 llegó Franco a Tetuán desde Canarias poniéndose al mando del ejército de África.


El 18 y 19 de julio, el golpe se extendió a toda España. El jefe de gobierno Santiago  Casares Quiroga no dio importancia al suceso de África, no tomó medidas, desatendió la petición de armas de las organizaciones civiles populares para la defensa,  esta reacción lenta ante los acontecimientos y su sorpresa ante los hechos posteriores le llevaron a dimitir el mismo 18 de julio. El presidente encargó a Martínez Barrio hacerse cargo de la situación y que negociara con Mola, ante la negativa de éste a negociar rehusó formar gobierno.

El golpe triunfó en los primeros momentos en Galicia, Castilla-León,  el general Mola en Pamplona, Queipo de Llano en Sevilla, en Baleares, excepto Menorca,  el general Goded que después se trasladó a Barcelona para ponerse al frente del golpe, y en Canarias, desde allí Franco, tras el triunfo del golpe se desplazó a Marruecos. El golpe logró el control de lugares como Oviedo, con el coronel Aranda, Granada, donde tuvo lugar el asesinato del poeta García Lorca, y Zaragoza con el general Cabanellas.

El fracaso del golpe de estado 





El golpe fracasó en AsturiasCantabria , en Vizcaya y Guipúzcoa, por la declaración de lealtad al gobierno de la república por parte del PNV, en Cataluña, Levante, MadridCastilla la Mancha, Murcia y la zona oriental de Andalucía.



donde el nuevo presidente de gobierno José Giral entregó armas a las milicias populares creadas apresuradamente con ayuda de algunos oficiales, y en Barcelona, donde se dio la colaboración de los obreros de la CNT con la Guardia Civil y la Guardia de Asalto que permanecieron leales a la Generalitat; estas acciones frenaron el golpe. 


En general, exceptuando en Navarra y Castilla-León, la sublevación no tuvo respaldo popular se basó en las fuerzas militares insurrectas. La rapidez en la ejecución del golpe por los sublevados en algunas zonas  decidió la situación junto a las dudas de  las autoridades encargadas de reprimir el golpe que impidieron la capacidad de respuesta de las organizaciones  obreras y republicanas. El papel de la Guardia Civil a favor o en contra del golpe fueron decisivos en el resultado final del golpe en cada zona del país.

La división del país en dos zonas: el inicio de la guerra civil

El fracaso parcial del golpe significó el comienzo de una cruel guerra que llevó a la división del territorio de España en dos zonas.
La zona sublevada contaba con las zonas de producción de cereal y ganado de Castilla y Galicia, muy pronto también con Extremadura y Andalucía Occidental,  las minas de carbón leonés y de cobre: Riotinto en Huelva. Su poder estaba en el control de la parte del ejército profesionalmás preparado: las fuerzas profesionales del ejército colonial de África integradas por la legión y los regulares, era el mejor equipado de material de guerra y experimentado; también contaba con divisiones completas en Castilla, Galicia y Andalucía. Parte de los pilotos y algunos buques.
La zona republicana contaba con las regiones industriales, las zonas agrícolas del trigo en La Mancha, y las zonas de productos de la huerta: arroz, cítricos, en el levante. También pudo disponer de las reservas del Banco de España. Las unidades del ejército quedaron prácticamente desarticuladas, la mayoría de los oficiales se había sublevado;  el gobierno disolvió muchas unidades de fidelidad dudosa. Tuvo que empezar a organizar un ejército a partir de las entusiastas pero inexpertas milicias populares con un Estado Mayor nuevo con mandos profesionales del ejército leales. La Armada en su mayor parte sin muchos de los oficiales, y la Aviación con la mayor parte de los aviones inutilizados por los oficiales sublevados, permanecieron al lado del gobierno republicano.
Esta situación de nuestro país en julio de 1936 fue el comienzo de una guerra de imprevisibles consecuencias en ese momento. Los sublevados pretendían una rápida toma del poder que no consiguieron. El gobierno estaba ante una situación de hecho que acababa con su inclinación a la solución pacífica de los conflictos, tenía que defenderse y organizar la guerra. Nuestra guerra se convirtió en parte de la pugna internacional, iniciada por el expansionismo nazi y fascista, que en aquellos momentos se daba en Europa.



La dimensión internacional del conflicto

Zonas de control: Francia azul, Gran Bretaña rojo, Italia verde, Alemania gris. Bloqueo que sólo fue efectivo contra la República

La guerra de España fue muy dura y larga, desde 1936 a 1939. Este conflicto bélico tuvo gran trascendencia en los importantes hechos históricos de ese momento del siglo XX con gran repercusión en la vida nacional e internacional.  El conflicto español coincidió en el tiempo con la división entre potencias democráticas  y estados fascistas en Europa, se manifestaron con claridad los distintos intereses estratégicos de las potencias europeas. En la opinión pública internacional se mostraron de forma apasionada los compromisos políticos e ideológicos de las grandes corrientes de pensamiento político  del momento. 

Ayudad a España. Joan Miró


Las formaciones progresistas (burgueses demócratas, socialistas, comunistas y anarquistas),  las organizaciones de los trabajadores y muchos intelectuales (congreso internacional de intelectuales en Madrid y Valencia) apoyaban a la república, identificando de esa manera su defensa del sistema democrático con la república frente al fascismo, constituían una alianza antifascista interclasista e internacional. Los conservadores (por temor a la revolución)  y los fascistas y nazis (acabar con el sistema liberal, la democracia) apoyaban a los sublevados, también sectores del catolicismo más conservador internacional y enseguida la jerarquía de la iglesia y al frente de ella el Papado.
En agosto de 1936 la diplomacia británica ofreció a las demás potencias un pacto de no intervención en el conflicto español, para frenar el apoyo que el gobierno León Blum prestó en los primeros momentos de la guerra a la república, se firmó el Acuerdo de No Intervención donde los firmantes se comprometían a no enviar ni hombres, ni material de guerra ni cualquier recurso susceptible de uso bélico a ninguno de los contendientes en el conflicto. Nacía así el denominado Comité de No Intervención firmado por 27 países, entre ellos estaban Italia, Alemania, Francia y Gran Bretaña. Mientras  Francia y Gran Bretaña empezaron a cumplirlo no prestando ninguna ayuda al régimen democrático republicano español. Hitler y Mussolini enviaron de forma masiva material de guerra y hombres  desde el comienzo hasta el final de la guerra a los golpistas, esta ayuda resultó decisiva para la victoria de los sublevados. El único país al que pudo recurrir el gobierno de Madrid fue a la URSS, la ayuda fue menor  que la recibida por los sublevados y terminó en el año 1938. 

Las potencias fascistas  desde el primer momento ofrecieron una ayuda importante a los sublevados dirigidos por Franco. Tanto Mola como Franco solicitaron inmediatamente el envío de armas y barcos necesarios para el desembarco en la península, conseguidos de Alemania y la protección de la marina fascista.
Mussolini y Hitler querían conseguir beneficios estratégicos, que facilitaran su política expansionista. Italia continuaba su política imperialista en el Mediterráneo y Alemania quería tener un aliado que amenazara la retaguardia francesa, no sólo ayudaban a un aliado ideológico en su lucha contra los sistemas democráticos, las organizaciones políticas democráticas,  y  los sindicatos. La dictadura de Portugal participó desde el principio asegurando la retaguardia en el flanco oeste, la frontera portuguesa, además de su buena relación diplomática histórica con el Reino Unido, ayudó a los sublevados facilitando la llegada de armas y cerró su frontera a los que huían de la brutal violencia represiva de la ocupación de Extremadura por la legión y las tropas "moras".

La URSS país lejano al nuestro, tuvo claro su compromiso de ayuda a la República, sobre todo cuando Francia dejó de hacerlo, fue el único recurso posible para el gobierno. De esta manera se enfrentaba a la expansión del nazismo hacia el este de Europa, política expansionista de espacio vital nazi, alejando el centro del conflicto entre las potencias al extremo suroeste de Europa. El objetivo era frenar el avance de las potencias fascistas y el estratégico de  Hitler hacia la Europa oriental.
Las grandes democracias europeas no querían entrar en guerra de nuevo, hacía poco tiempo había concluido la gran devastación de la I guerra mundial (Francia el estado más afectado) tuvieron una actitud de apaciguamiento frente a Hitler que se convirtió en entreguismo.
Este  periodo lo podemos definir como uno de los grandes engaños diplomáticos del siglo. Gran Bretaña estaba decidida desde un principio a mantenerse neutral. El gobierno conservador británico no veía con gusto  la posible influencia germano-italiana en la península con la victoria de los sublevados que pondría  en peligro su base de Gibraltar y, por tanto, su ruta imperial a la India por el canal de Suez; pero se impuso la opinión de los sectores más conservadores de la elite inglesa,  una de las causas fue la orientación  de algunos acontecimientos en la zona republicana, en estos sectores se veía con simpatía a Mussolini (Churchill entre ellos) y a Hitler le consideraban un héroe por haber acabado con el movimiento obrero en Alemania. 
El gobierno conservador se opuso totalmente a cualquier ayuda a la República. El gobierno francés, donde había un gobierno del Frente Popular, aceptó lo marcado desde Londres,  que les amenazó con no prestarles auxilio frente a Alemania en caso de conflicto si ayudaban a la república.
La actitud de las dos grandes democracias europeas respecto a la guerra de España  se sitúa en el marco de la defensa de los propios intereses dejando al lado la solidaridad con un sistema democrático: la república española. Con un plan de actuación dirigido a una política de pleno acuerdo diplomático con Hitler. El Reino Unido y su primer ministro el conservador Chamberlain fueron los artífices de esta estrategia con el acuerdo de  Francia, ambos países habían optado por evitar cualquier enfrentamiento que pudiera llevar a una guerra con Hitler.

El pacto de Munich. Chamberlain, Daladier, Hitler, Mussolini y Ciano

Esta actitud política de las democracias occidentales conocida como la política de apaciguamiento ante las potencias fascistas, que transigía ante los incumplimientos de Italia y Alemania, demostraban su debilidad ante la presión de las dos potencias totalitarias, llevó a Hitler a aumentar sus exigencias plasmadas en  la firma del Pacto de Munich que  permitía la anexión de los Sudetes (Checoslovaquia) en septiembre de 1938. Desde este momento las esperanzas de la República de llegar a un acuerdo de paz garantizado por la comunidad internacional, desaparecieron por completo.
Otro ejemplo de la actitud de las potencias democráticas fue la política del gobierno norteamericano; el Congreso de Estados Unidos aprobó la denominada Ley de Neutralidad. Al mismo tiempo el gobierno de Roosevelt no tomó ninguna decisión  cuando la compañías petrolífera Texaco vendía combustible a Franco, y otras material mecánico usado en la guerra.


La ayuda extranjera

La desigual ayuda exterior recibida por los contendientes  fue uno de los principales factores de la victoria de los sublevados.
La zona sublevada recibió desde el primer momento una gran  ayuda de Hitler y Mussolini. Que utilizaron nuestro país para probar distinto material bélico y distintos usos de ese material, incluyendo a la población civil como objetivo bélico.
Destaca el apoyo aéreo y los barcos mercantes necesarios para trasladar el Ejército de África a la península con el apoyo de la marina fascista que impidió el bloqueo de la marina republicana. Mussolini envió unos setenta mil soldados italianos, acorazados, munición y diverso material de guerra. Utilizó la marina de guerra italiana en actos directos de guerra.
Hitler mandó la  Legión Cóndor que incrementó de manera decisiva la superioridad aérea de las fuerzas de Franco. La colaboración de Portugal  en el terreno militar permitió el libre paso de armas para el ejército de Franco por territorio portugués, mandó a un grupo de voluntarios conocidos como los Viriatos. Hay que señalar las tropas marroquíes integradas en el Ejército franquista y que a menudo fueron utilizadas como fuerzas de choque.
La ayuda que recibió el bando republicano de las democracias fue las escasas armas enviadas desde Francia en los primeros momentos del conflicto. La ayuda francesa cesó tras la firma del Acuerdo  de No Intervención.
Discurso del presidente Juan Negrín en la Sociedad de Naciones

La ayuda soviética, la primera llegó a tiempo para la defensa de Madrid. Fueron carros de combate, aviones y otro armamento, también vinieron asesores. La primera dificultad fue la lejanía del proveedor junto a la necesidad de protección de los envíos con la flota republicana que impedía  su uso en otras acciones bélicas. En algunos momentos claves del año 1938 faltó artillería y aviación. El suministro soviético aunque importante fue  menor que el que recibió Franco.
La principal ayuda de carácter solidario y emotivo fue la llegada de las Brigadas Internacionales estuvieron constituidas por grupos de voluntarios de todas las edades, muchos de ellos socialistas, comunistas y anarquistas, venían de distintos  países y continentes.
Según las cifras más aceptadas serían alrededor de cuarenta mil personas, desde obreros a poetas todos unidos por un afán común: la defensa de la república.  Tuvieron un papel importante y decisivo en la defensa de Madrid, en las batallas del Jarama, de Guadalajara  y en la de Teruel.
Las presiones políticas del Comité de No Intervención para que se cortara la intervención militar en la guerra, se convirtió en el cese de la llegada de material de la URSS y la salida de las brigadas internacionales de España a finales del año 1938.
 En cambio, otra vez más el Comité de No Intervención fracasó en su cometido de hacer efectivo el cese de la ayuda militar de Italia-Alemania: material,  personal bélico y tropas que apoyaban a Franco. No lograron que salieran definitivamente de España.


PROGRAMA DEL FRENTE POPULAR

Los partidos republicanos de Izquierda Republicana, Unión Republicana y el Partido Socialista, en representación del mismo y de la Unión General de Trabajadores, Federación Nacional de Juventudes Socialistas, Partido Comunista, Partido Sindicalista y Partido Obrero de Unificación Marxista, sin perjuicio de dejar a salvo los postulados de sus doctrinas, han llegado a comprometer un plan político común que sirva de fundamento y cartel a la coalición de sus respectivas fuerzas en la inmediata contienda electoral y de norma de gobierno, que habrán de desarrollar los partidos republicanos de izquierda, con el apoyo de las fuerzas obreras, en el caso de victoria. Declaran ante la opinión pública las bases y los límites de su coincidencia política [...]. Como supuesto indispensable de paz pública, los partidos coaligados se comprometen:
A conceder por una ley una amplia amnistía de los delitos políticos sociales cometidos posterior- mente a noviembre de 1933, aunque no hubieran sido considerados como tales por los Tribunales. [...]
Los funcionarios y empleados públicos que hayan sido objeto de suspensión, traslado o separación, acordada sin garantía de expediente o por medio de persecución política, serán repuestos en sus destinos. El Gobierno tomará las medidas necesarias para que sean readmitidos en sus res- pectivos puestos los obreros que hubiesen sido despedidos por sus ideas o con motivo de huelgas políticas en todas las corporaciones públicas [...]. Por lo que se refiere a las empresas de carácter privado, el Ministerio de Trabajo adoptará las disposiciones conducentes a la discriminación de todos los casos de despido que hubieran sido fundados en un momento político social [...].
Se promulgará una ley concediendo a las familias de las víctimas producidas por las fuerzas revolucionarias o por actos ilegales de la autoridad y la fuerza pública en la represión la adecuada reparación del daño inferido a las personas. [...]
Serán reclamadas las transgresiones cometidas contra la ley fundamental. La Ley orgánica del Tribunal de Garantías habrá de ser objeto de reformas, a fin de impedir que la defensa de la Constitución resulte encomendada a conciencias formadas en una convicción o en un interés contrarios a la salud del régimen. [...]
Los casos de violencia de los agentes de la fuerza pública acaecidos bajo el mando de los Gobiernos reaccionarios aconsejan llevar a cabo la investigación de responsabilidades concretas hasta el esclarecimiento de la culpa individual y su castigo. Se [...] sancionará con la separación del servicio a todo agente que haya incurrido en malos tratos o parcialidad política. El Cuerpo de Vigilancia se organizará con funcionarios aptos y de cumplida lealtad al régimen. [...]
Los republicanos no aceptan el principio de la nacionalización de la tierra y su entrega a los campesinos, solicitado por los delegados del partido socialista. En cambio, consideran conveniente una serie de medidas que se proponen la redención del campesino y del cultivador medio y pequeño. [...]
La Hacienda y la Banca tienen que estar al servicio del empeño de reconstrucción nacional. [...] No aceptan los partidos republicanos las medidas de nacionalización de la Banca propuestas por los partidos obreros; reconocen, sin embargo, que nuestro sistema bancario requiere ciertos perfeccionamientos si ha de cumplir la misión que le está encomendada en la reconstrucción económica [...]
La República que conciben los partidos republicanos no es una República dirigida por motivos sociales o económicos de clases, sino un régimen de libertad democrática impulsado por motivos de interés público y progreso social. Pero precisamente por esa decidida razón, la política republicana tiene el deber de elevar las condiciones morales y materiales de los trabajadores [...], sin reparar [...] en cuantos sacrificios hayan de imponerse a todos los privilegios sociales y económicos. No aceptan los partidos republicanos el control obrero solicitado por la representación del partido socialista. [...]
Aunque la política de reconstrucción económica debe conducir a la absorción del paro, es menester además organizar administrativa y técnicamente la lucha, estableciendo los servicios que sean necesarios [...]. Unificación, bajo la dirección del Estado, de las diversas instituciones de fundación privada, totalizando sus recursos, sin perjuicio del respeto a la voluntad del fundador.
15 de enero de 1936

DECLARACIÓN DEL GOBIERNO DEL FRENTE POPULAR ANTE EL ASESINATO DE CALVO SOTELO

El Consejo de Ministros, ante los hechos de violencia que han culminado en la muerte del Oficial de Seguridad señor Castillo y el Diputado a Cortes don José Calvo Sotelo, hechos de notoria gravedad, y cura execración tiene que formular con las más sinceras y encendidas protestas, se cree en el caso de hacer una declaración pública en el sentido de que procederá inmediatamente, con la mayor energía y la severidad más clara, dentro de los preceptos de la Ley de Orden Público, a tomar aquellas medidas que demandan la necesidad de mantener el espíritu de convivencia entre los españoles y el respeto elemental a los derechos de la vida humana. [...] Se ha practicado ya múltiples detenciones, que serán seguidas de otras, habiéndose clausurado distintos Centros.
14 de julio de 1936

    INSTRUCCIÓN RESERVADA NÚMERO 1 DE LOS CONSPIRADORES

Las circunstancias gravísimas por que atraviesa la Nación, debido a un pacto electoral que ha tenido como consecuencia inmediata que el Gobierno sea hecho prisionero de las Organizaciones revolucionarias, llevan fatalmente a España a una situación caótica, que no existe otro medio de evitar que mediante la acción violenta. Para ello los elementos amantes de la Patria tienen forzosamente que organizarse para la rebeldía, con el objeto de conquistar el Poder e imponer desde él el orden, la paz y la justicia. Esta organización es eminentemente ofensiva; se ha de efectuar en cuanto sea posible, con arreglo a las siguientes bases:
Base 1: La conquista del Poder ha de efectuarse aprovechando el primer momento favorable, y a ella han de contribuir las Fuerzas Armadas, conjuntamente con las aportaciones que en hombres y material y elementos de todas clases faciliten los grupos políticos, sociedades e individuos aislados que no pertenezcan a partidos, sectas y sindicatos que reciban inspiraciones del extranjero, socialistas, masones, anarquistas, comunistas, etc. [...]
Base 5: Producido el movimiento y declarado el estado de guerra [...]. Se tendrá en cuenta que la acción ha de ser en extremo violenta para reducir lo antes posible al enemigo, que es fuerte y bien organizado. Desde luego serán encarcelados todos los directivos de los partidos políticos, sociedades o sindicatos no afectos al movimiento, aplicándoles castigos ejemplares a dichos individuos para estrangular los movimientos de rebeldía o huelgas.
Base 6: Conquistado el Poder, se instaurará una Dictadura militar que tenga por misión inmediata restablecer el orden público, imponer el imperio de la Ley y reforzar convenientemente al Ejército [...].
Redactada por el General Mola  “El director” a fines de abril de 1936

 

BANDO DEL GENERAL FRANCO (19 DE JULIO)

Don Francisco Franco Bahamonde, General de división, Jefe de las Fuerzas Armadas de África

ORDENO Y MANDO:
Artículo 1º. Queda declarado el ESTADO DE GUERRA en todo el territorio de MARRUECOS y, como primera consecuencia, militarizadas todas las Fuerzas Armadas, sea cual sea la Autoridad de quien dependían anteriormente con los deberes y atribuciones que competan a las del Ejército, y sujetas igualmente al Código de Justicia Militar.
Art. 2º. No precisará intimación ni aviso para repeler por la fuerza agresiones a las fuerzas indicadas anteriormente, ni a los locales o edificios que sean custodiados por aquellas, así como los atentados y sabotajes a vías y medios de comunicación y transporte de toda clase y a los servicios de agua, gas y electricidad y artículos de primera necesidad. Se tendrá en cuenta la misma norma para impedir los intentos de fuga de los detenidos. [...]
Art. 14º. Ante el bien supremo de la Patria, quedan en suspenso todas las garantías individuales establecidas en la Constitución, aun cuando no se hayan consignado especialmente en este Bando.
Melilla, 19 de Julio de 1936

     CONVERSACIÓN ENTRE MARTÍNEZ BARRIO Y EL GENERAL MOLA (19 DE JULIO)

–Saludo a usted, general, Soy Martínez Barrio.
–¿Don Diego Martínez Barrio? Le escucho respetuosamente.
–General, he sido encargado de formar gobierno. Y he aceptado. Al hacerlo me mueve una sola consideración: la de evitar los horrores de la Guerra Civil, que ha empezado a desencadenarse. Usted, por su historia y por su posición, puede contribuir a esa tarea. Desconozco las ideas políticas de los generales, entre ellos usted, que están al frente del Ejército. Supongo que por encima de todo otro estímulo colocan su amor a España y el cumplimiento de su deber militar. En esta confianza me dirijo a usted, para excitarle a que la tropa a sus órdenes se sostenga dentro de la más estricta disciplina y bajo la obediencia de mi gobierno.
–Agradezco a usted mucho, señor Martínez Barrio, las palabras lisonjeras e inmerecidas que le inspiran mi condición y mis servicios. Con la misma cortesía y nobleza con que usted me habla voy a contestarle. El Gobierno que usted tiene el encargo de formar no pasará de intento; si llega a constituirse, durará poco; y antes que de remedio, habrá servido para empeorar la situación.
–Habría de tener las mismas desconfianzas que usted, que no las tengo, y la conveniencia general me impondría el deber de aceptar la tarea. Lo que pido a todos es que como yo cumplo el mío, cumplan el suyo. España quiere tranquilidad, orden, concordia. Pasadas que sean las horas de fiebre, el país agradecerá a sus hombres representativos que le hayan evitado un largo período de horror.
–No lo dudo. Pero yo veo el porvenir de otra manera. Con el Frente Popular vigente, con los partidos activos, con las Cortes abiertas, no hay, no puede haber, no habrá gobierno alguno capaz de restablecer la paz social, de garantizar el orden público, de reintegrar a España su tranquilidad.
–Con las Cortes abiertas y el funcionamiento normal de todas las instituciones de la República estoy yo dispuesto a conseguir lo que usted cree imposible. Pero el intento necesita de la obediencia de los cuerpos armados. Esa es la que pido, antes de ser poder, y la que impondré e intentaré imponer cuando lo sea. Espero que en este camino no me falte su concurso.
–No, no es posible señor Martínez Barrio.
–¿Mide usted bien la responsabilidad que contrae?
–Sí, pero ya no puedo volver atrás. Estoy a las órdenes de mi general don Francisco Franco y me debo a los bravos navarros que se han colocado a mi servicio. Si quisiera hacer otra cosa, me matarían. Claro que no es la muerte lo que me arredra sino la ineficacia del nuevo gesto y mi convicción. Es tarde, muy tarde.
–No insisto más. Lamento su conducta, que tantos males ha de acarrear a la patria y tan pocos laureles a su fama.
–¡Qué le hemos de hacer! Es tarde, muy tarde.
Debimos colgar casi simultáneamente los auriculares, porque las últimas palabras me llegaron ya borrosas. La suerte echada no dejaba ya resquicio.
19 de julio de 1936, de madrugada DIEGO MARTÍNEZ BARRIO, Memorias

LA SITUACIÓN DEL GOBIERNO TRAS EL ALZAMIENTO.

Al siguiente día del alzamiento militar el gobierno republicano se encontró en esta situación: por un lado tenía que hacer frente al movimiento que desde las capitales y provincias ocupadas (el noroeste y el centro de la Península y buena parte de Andalucía) tomaba la ofensiva contra Madrid; y por otro, a la insurrección de las masas proletarias, que sin atacar directamente al gobierno, no le obedecían. Para combatir al fascismo, querían hacer una revolución sindical. La amenaza más fuerte era sin duda el alzamiento militar, pero su fuerza principal venía, por el momento, de que las masas desmandadas dejaban inerme al gobierno frente a los enemigos de la República. Reducir aquellas masas a la disciplina, hacerlas entrar en una organización militar del estado, con mandos dependientes del gobierno, para sostener la guerra conforme a los planes de un Estado Mayor, ha constituido el problema capital de la República.
Manuel Azaña, Escritos políticos y de guerra

DECRETO DE CREACIÓN DE BATALLONES DE VOLUNTARIOS

Es propósito del Gobierno premiar la heroica actuación de los milicianos populares que al lado de las fuerzas leales de la República contribuyeron de manera tan decisiva al aplastamiento de la sublevación. [...]
Artículo 1º. Se crean en Madrid los Batallones de Voluntarios cuya recluta se hará entre los actuales milicianos [...].
Artículo 2º. Los milicianos que ingresen en los Batallones de Voluntarios tendrán derecho a alojamiento, manutención y vestuario en las mismas condiciones que los soldados del ejército regular.
BOE, 3 de agosto de 1936

LAS BRIGADAS INTERNACIONALES
Las Brigadas Internacionales fueron unidades militares compuestas por voluntarios extranjeros procedentes de más de 50 países que participaron en la Guerra Civil Española. Se desconoce el número exacto de voluntarios pero se sabe que fueron más de 35.000. Tampoco se sabe el número de muertos, aunque se estima que fueron alrededor de unos 10.000 voluntarios los que dejaron su vida en los campos de España.
En octubre de 1936, antes de la formación de las Brigada Internacionales, numerosos voluntarios vinieron a enrolarse en diferentes unidades de su afinidad ideológica (anarquista, socialista, comunista, etc.). Algunos ya residían en España bien por estudios, o bien como exiliados políticos procedente de países con gobiernos fascistas o autoritarios y los que habían venido a Barcelona a participar en las Olimpiadas Populares de julio de 1936, la alternativa a los Juegos Olímpicos que Hitler había organizado en Berlín.
Con estos voluntarios se formaron los primeros grupos como el Rakosi (húngaros), el Dombrowki (polacos), las centurias como la Tom Mann (británica), la Gastone Sozzi (italiana) o la Thälmann (alemana). Muchos de estos voluntarios y unidades se integraron más tarde en las Brigadas Internacionales
La idea de crear las brigadas internacionales se fue gestando en el verano de 1936 a partir de diversas iniciativas paralelas. La reunión del Comintern celebrada en Moscú el 18 de septiembre de 1936 dio el aval a esta propuesta y los partidos comunistas se comprometieron a reclutar a voluntarios dispuestos a luchar junto a los republicanos españoles. La sede internacional de reclutamiento se estableció en París, desde donde se organizaba el envío de voluntarios en contacto con el gobierno republicano que tramitaba la documentación necesaria para el recluta. Los primeros voluntarios llegaron el 14 de octubre de 1936.
El gobierno de la República aprobó la formación de estas unidades el 22 de octubre de 1936, cuando el avance de los sublevados sobre Madrid reveló la crítica situación militar de la República. El mismo día se decidió que el Cuartel General y las bases de instrucción estarían en Albacete. Desde el principio, las unidades internacionales fueron consideradas tropas de choque y fueron destinadas a operaciones ofensivas o bien a conjurar importantes ofensivas del enemigo. En pocas ocasiones fueron establecidas como tropas de línea para defender un sector del frente.
A finales del 1938 se decidió la retirada de las tropas internacionales y en su gran mayoría, los que aun vivían, volvieron a sus casas. No obstante, al final de la guerra fueron acusados de «simpatizantes de la Unión Soviética» y, durante la Caza de Brujas tras la Segunda Guerra Mundial en la que se persiguió a cualquier sospechoso de ser simpatizante del marxismo, fueron considerados un «peligro» para la seguridad nacional.
Historia de las Brigadas Internacionales. Red de archivos Pares-Mcu


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