10.3.
La Guerra Civil: la sublevación militar y el estallido de la guerra. La dimensión internacional
del conflicto.
La guerra civil fue el hecho más dramático de la reciente historia de
España. Terminó de forma violenta con el intento reformista y modernizador que
pretendió poner a nuestro país al nivel de las democracias occidentales. El
conflicto social desde 1917 se convirtió en el enfrentamiento de dos bloques sociales enfrentados que no llegaron a conseguir acuerdos, por un lado la oligarquía que se oponía a cualquier modificación de sus privilegios, contaba con el apoyo de sectores del ejército y de la sociedad más conservadora y sectores no partidarios de un sistema democrático. Por otro lado, la burguesía reformista y modernizadora que junto a amplios sectores de las clases populares querían un país cercano a las democracias occidentales, además de sectores populares que querían cambios radicales de la sociedad.
Fue el acontecimiento mundial anterior a la II guerra mundial (algunos
historiadores la incluyen como el brutal prólogo de esa guerra) que reflejó la
pugna existente entre el creciente avance del nazi-fascismo contra las
democracias.
El día 17 de julio de
1936, la insurrección militar comenzó en Melilla, a continuación en
Ceuta y Tetuán, los que se opusieron fueron detenidos y muchos de ellos
fusilados, controlando todo el protectorado de Marruecos. El día 19
llegó Franco a Tetuán desde Canarias poniéndose al mando del ejército de África.
El 18 y 19 de julio, el golpe se extendió a toda España. El jefe de
gobierno Santiago Casares Quiroga no dio
importancia al suceso de África, no tomó medidas, desatendió la petición de
armas de las organizaciones civiles populares para la defensa, esta reacción lenta ante los acontecimientos
y su sorpresa ante los hechos posteriores le llevaron a dimitir el mismo 18 de
julio. El presidente encargó a Martínez Barrio hacerse cargo de la situación y
que negociara con Mola, ante la negativa de éste a negociar rehusó formar gobierno.
El golpe triunfó en
los primeros momentos en Galicia, Castilla-León, el
general Mola en Pamplona, Queipo de Llano en
Sevilla, en Baleares,
excepto Menorca, el general Goded que
después se trasladó a Barcelona para ponerse al frente del golpe, y en Canarias,
desde allí Franco, tras el triunfo del golpe se desplazó a
Marruecos. El golpe logró el control de lugares como Oviedo, con el
coronel Aranda, Granada, donde tuvo lugar el asesinato del poeta
García Lorca, y Zaragoza con el general Cabanellas.
El fracaso del golpe de estado
El golpe fracasó
en Asturias, Cantabria , en Vizcaya y Guipúzcoa, por
la declaración de lealtad al gobierno de la república por parte del PNV, en Cataluña, Levante, Madrid, Castilla
la Mancha, Murcia y la zona oriental de Andalucía.
donde el nuevo
presidente de gobierno José Giral entregó armas a las milicias populares creadas
apresuradamente con ayuda de algunos oficiales, y en Barcelona,
donde se dio la colaboración de los obreros de la CNT con la Guardia Civil y la
Guardia de Asalto que permanecieron leales a la Generalitat; estas acciones frenaron el golpe.
En general,
exceptuando en Navarra y Castilla-León, la sublevación no tuvo respaldo
popular y se basó en las fuerzas militares insurrectas.
La rapidez en la ejecución del golpe por los sublevados en algunas zonas decidió la situación junto a las dudas de las autoridades encargadas de reprimir el
golpe que impidieron la capacidad de respuesta de las organizaciones obreras y republicanas. El papel de la Guardia Civil a favor
o en contra del golpe fueron decisivos en el resultado final del golpe en cada
zona del país.
La división del país en dos zonas: el inicio de la guerra civil
El fracaso parcial del golpe significó el comienzo de una cruel guerra que llevó
a la división del territorio de España en dos zonas.
La zona
sublevada contaba con las zonas de producción de cereal y ganado de
Castilla y Galicia, muy pronto también con Extremadura y Andalucía Occidental, las minas de carbón leonés y de cobre: Riotinto
en Huelva. Su poder estaba en el control de la parte del ejército profesional, más preparado: las fuerzas profesionales
del ejército colonial de África integradas por la legión y los regulares, era el mejor equipado de material de guerra y experimentado; también contaba con divisiones completas
en Castilla, Galicia y Andalucía. Parte de los pilotos y algunos buques.
La zona
republicana contaba con las regiones industriales, las zonas agrícolas
del trigo en La Mancha, y las zonas de productos de la huerta: arroz,
cítricos, en el levante. También pudo disponer de las reservas del Banco de
España. Las unidades del ejército quedaron prácticamente desarticuladas, la mayoría de los oficiales se había
sublevado; el gobierno disolvió
muchas unidades de fidelidad dudosa. Tuvo que empezar a organizar un ejército a
partir de las entusiastas pero inexpertas milicias populares con un Estado
Mayor nuevo con mandos profesionales del ejército leales. La Armada en su mayor
parte sin muchos de los oficiales, y la Aviación con la mayor parte de los
aviones inutilizados por los oficiales sublevados, permanecieron al lado del
gobierno republicano.
Esta situación de nuestro país en julio de 1936 fue el comienzo de una
guerra de imprevisibles consecuencias en ese momento. Los sublevados pretendían
una rápida toma del poder que no consiguieron. El gobierno estaba ante una
situación de hecho que acababa con su inclinación a la solución pacífica de los
conflictos, tenía que defenderse y organizar la guerra. Nuestra guerra se
convirtió en parte de la pugna internacional, iniciada por el expansionismo
nazi y fascista, que en aquellos momentos se daba en Europa.
La dimensión internacional del conflicto
Zonas de control: Francia azul, Gran Bretaña rojo, Italia verde, Alemania gris. Bloqueo que sólo fue efectivo contra la República
La guerra de España fue muy dura y larga,
desde 1936 a 1939. Este conflicto bélico tuvo gran trascendencia en los importantes
hechos históricos de ese momento del siglo XX con gran repercusión en
la vida nacional e internacional. El conflicto español coincidió en
el tiempo con la división entre potencias democráticas y estados fascistas en Europa, se manifestaron
con claridad los distintos intereses estratégicos de las potencias europeas.
En la opinión pública internacional se mostraron de forma apasionada los
compromisos políticos e ideológicos de las grandes corrientes de pensamiento político del
momento.
Ayudad a España. Joan Miró
Las formaciones progresistas (burgueses demócratas, socialistas,
comunistas y anarquistas), las
organizaciones de los trabajadores y muchos intelectuales (congreso
internacional de intelectuales en Madrid y Valencia) apoyaban a la república, identificando de esa manera su defensa del sistema democrático con la república frente al
fascismo, constituían una alianza antifascista interclasista e internacional.
Los conservadores (por temor a la revolución)
y los fascistas y nazis (acabar con el sistema liberal, la democracia)
apoyaban a los sublevados, también sectores del catolicismo más conservador internacional
y enseguida la jerarquía de la iglesia y al frente de ella el Papado.
En agosto de 1936 la diplomacia británica
ofreció a las demás potencias un pacto de no intervención en el
conflicto español, para frenar el
apoyo que el gobierno León Blum prestó en los primeros momentos de la guerra a
la república, se firmó el Acuerdo de No Intervención donde los
firmantes se comprometían a no enviar ni hombres, ni material de guerra ni
cualquier recurso susceptible de uso bélico a ninguno de los contendientes en el
conflicto. Nacía así el denominado Comité de No Intervención firmado por 27 países, entre ellos estaban Italia,
Alemania, Francia y Gran Bretaña. Mientras Francia y Gran Bretaña empezaron a cumplirlo
no prestando ninguna ayuda al régimen democrático republicano español. Hitler y
Mussolini enviaron de forma
masiva material de guerra y hombres
desde el comienzo hasta el final de la guerra a los golpistas, esta ayuda resultó decisiva
para la victoria de los sublevados. El único país al que pudo recurrir el
gobierno de Madrid fue a la URSS, la ayuda fue menor que la recibida por los sublevados y terminó en
el año 1938.
Las potencias fascistas
desde el primer momento ofrecieron una ayuda importante a los sublevados
dirigidos por Franco. Tanto Mola como Franco solicitaron
inmediatamente el envío de armas y barcos necesarios para el desembarco en la
península, conseguidos de Alemania y la protección de la marina fascista.
Mussolini y Hitler querían
conseguir beneficios estratégicos, que facilitaran su política
expansionista. Italia continuaba su política imperialista en el Mediterráneo y Alemania quería tener un aliado que
amenazara la retaguardia francesa, no sólo ayudaban a un aliado
ideológico en su lucha contra los sistemas democráticos, las organizaciones
políticas democráticas, y los sindicatos. La dictadura de Portugal participó
desde el principio asegurando la retaguardia en el flanco oeste, la frontera
portuguesa, además de su buena relación diplomática histórica con el Reino
Unido, ayudó a los sublevados facilitando la llegada de armas y cerró su
frontera a los que huían de la brutal violencia represiva de la ocupación de Extremadura por la legión y las tropas "moras".
La URSS país lejano al
nuestro, tuvo claro su compromiso de ayuda a la República, sobre todo cuando Francia dejó de hacerlo,
fue el único recurso posible para el gobierno. De esta manera se
enfrentaba a la expansión del nazismo hacia el este de Europa, política
expansionista de espacio vital nazi, alejando el centro del conflicto entre las
potencias al extremo suroeste de Europa. El objetivo era frenar el avance de
las potencias fascistas y el estratégico de Hitler hacia la Europa
oriental.
Las grandes democracias europeas no querían entrar en guerra de
nuevo, hacía poco tiempo había concluido la gran devastación de la I guerra
mundial (Francia el estado más afectado) tuvieron una actitud de apaciguamiento frente
a Hitler que se convirtió en entreguismo.
- Invasión de Etiopía en octubre de 1935 por el Reino de Italia.
- Remilitarización de la Renania en marzo de 1936 por Alemania.
- Apoyo de la Italia fascista y la Alemania nazi al bando sublevado en la Guerra Civil Española.
- Anexión de Austria vía referéndum en marzo de 1938 por Alemania.
- Ocupación de los Sudetes en octubre de 1938 por Alemania.
- Ocupación del resto de Chequia el 15 de marzo de 1939 por Alemania.
- Ocupación de Albania en abril de 1939 por el Reino de Italia.
Este
periodo lo podemos definir como uno de los grandes engaños
diplomáticos del siglo. Gran Bretaña estaba decidida
desde un principio a mantenerse neutral. El gobierno conservador
británico no veía con gusto la posible
influencia germano-italiana en la península con la victoria de los sublevados
que pondría en peligro su base de
Gibraltar y, por tanto, su ruta imperial a la India por el canal de Suez; pero se
impuso la opinión de los sectores más conservadores de la elite inglesa, una de las causas fue la orientación de algunos acontecimientos en la zona republicana, en estos
sectores se veía con simpatía a Mussolini (Churchill entre ellos) y a Hitler
le consideraban un héroe por haber acabado con el movimiento obrero en Alemania.
El gobierno conservador se opuso
totalmente a cualquier ayuda a la
República. El gobierno francés, donde había un gobierno del
Frente Popular, aceptó lo marcado desde Londres, que
les amenazó con no prestarles auxilio frente a Alemania en caso de conflicto si ayudaban a la
república.
La actitud de las dos grandes democracias
europeas respecto a la guerra de España se sitúa en el marco de la defensa de los
propios intereses dejando al lado la solidaridad con un sistema democrático: la
república española. Con un plan de actuación dirigido a una política de pleno acuerdo diplomático con
Hitler. El Reino Unido y su primer ministro el conservador Chamberlain fueron
los artífices de esta estrategia con el acuerdo de Francia, ambos países habían optado por evitar
cualquier enfrentamiento que pudiera llevar a una guerra con Hitler.
El pacto de Munich. Chamberlain, Daladier, Hitler, Mussolini y Ciano
Esta actitud política de las democracias
occidentales conocida como la política de apaciguamiento ante las potencias
fascistas, que transigía ante los incumplimientos de Italia y Alemania,
demostraban su debilidad ante la presión de las dos potencias totalitarias, llevó a Hitler a aumentar sus exigencias plasmadas en la firma del Pacto de Munich que permitía la anexión de los Sudetes
(Checoslovaquia) en septiembre de 1938. Desde este momento las esperanzas de la
República de llegar a un acuerdo de paz garantizado por la comunidad
internacional, desaparecieron por completo.
Otro ejemplo de la actitud de las
potencias democráticas fue la política del gobierno norteamericano; el Congreso
de Estados Unidos aprobó la denominada Ley de Neutralidad. Al mismo tiempo el
gobierno de Roosevelt no tomó ninguna decisión cuando la compañías petrolífera Texaco vendía
combustible a Franco, y otras material mecánico usado en la guerra.
La ayuda extranjera
La desigual ayuda exterior recibida por los contendientes fue uno de los principales factores de la
victoria de los sublevados.
La zona
sublevada recibió desde el primer momento una gran ayuda de Hitler y Mussolini. Que
utilizaron nuestro país para probar distinto material bélico y distintos usos
de ese material, incluyendo a la población civil como objetivo bélico.
Destaca el apoyo aéreo y los
barcos mercantes necesarios para trasladar el Ejército de África a la península
con el apoyo de la marina fascista que impidió el bloqueo de la marina
republicana. Mussolini envió unos setenta mil soldados italianos, acorazados,
munición y diverso material de guerra. Utilizó la marina de guerra italiana en actos directos de guerra.
Hitler mandó la Legión
Cóndor que incrementó de manera decisiva la superioridad
aérea de las fuerzas de Franco. La colaboración de Portugal en el terreno militar permitió
el libre paso de armas para el ejército de Franco por territorio portugués, mandó a
un grupo de voluntarios conocidos como los Viriatos. Hay que señalar las tropas
marroquíes integradas en el Ejército franquista y que a menudo fueron
utilizadas como fuerzas de choque.
La ayuda
que recibió el bando republicano de las democracias fue
las escasas armas enviadas desde Francia en los primeros momentos del
conflicto. La ayuda francesa cesó tras la firma del Acuerdo de No Intervención.
Discurso del presidente Juan Negrín en la Sociedad de Naciones
La ayuda soviética, la
primera llegó a tiempo para la
defensa de Madrid. Fueron carros de combate, aviones y otro armamento, también
vinieron asesores. La primera dificultad fue la lejanía del proveedor junto a
la necesidad de protección de los envíos con la flota republicana que
impedía su uso en otras acciones
bélicas. En algunos momentos claves del año 1938 faltó artillería y aviación. El
suministro soviético aunque importante fue menor que el que
recibió Franco.
La principal ayuda de carácter solidario y
emotivo fue la llegada de las Brigadas Internacionales estuvieron
constituidas por grupos de voluntarios de todas las edades, muchos de ellos
socialistas, comunistas y anarquistas, venían de distintos países y continentes.
Según las cifras más
aceptadas serían alrededor de cuarenta mil personas, desde obreros a poetas
todos unidos por un afán común: la defensa de la república. Tuvieron un papel importante y decisivo en la
defensa de Madrid, en las batallas del Jarama, de Guadalajara y en la de Teruel.
Las presiones políticas del Comité de No
Intervención para que se cortara la
intervención militar en la guerra, se convirtió en el cese de la llegada de
material de la URSS y la salida de las brigadas internacionales de España a finales
del año 1938.
En
cambio, otra vez más el Comité de No Intervención fracasó en su cometido de hacer efectivo el cese de
la ayuda militar de Italia-Alemania: material,
personal bélico y tropas que apoyaban a Franco. No lograron que salieran
definitivamente de España.
Enlaces interesantes
La guerra civil: una perspectiva biográfica. RUHM (Revista universitaria de historia militar), nº 17 (2018)
Guerra civil. 80 aniversario. RTVE.
Biblioteca Nacional. Colección de imágenes de la Guerra Civil.
Imágenes de la guerra. Colección digital de la Universidad Complutense. Archivo del PCE.
Fotógrafos en la guerra civil. Pinterest.
PROGRAMA DEL
FRENTE POPULAR
Los
partidos republicanos de Izquierda Republicana, Unión Republicana y el Partido
Socialista, en representación del mismo y de la Unión General de Trabajadores,
Federación Nacional de Juventudes Socialistas, Partido Comunista, Partido
Sindicalista y Partido Obrero de Unificación Marxista, sin perjuicio de dejar a
salvo los postulados de sus doctrinas, han llegado a comprometer un plan
político común que sirva de fundamento y cartel a la coalición de sus
respectivas fuerzas en la inmediata contienda electoral y de norma de gobierno,
que habrán de desarrollar los partidos republicanos de izquierda, con el apoyo
de las fuerzas obreras, en el caso de victoria. Declaran ante la opinión
pública las bases y los límites de su coincidencia política [...]. Como
supuesto indispensable de paz pública, los partidos coaligados se comprometen:
A conceder
por una ley una amplia amnistía de los delitos políticos sociales cometidos
posterior- mente a noviembre de 1933, aunque no hubieran sido considerados como
tales por los Tribunales. [...]
Los funcionarios y empleados
públicos que hayan sido objeto de suspensión, traslado o separación, acordada
sin garantía de expediente o por medio de persecución política, serán repuestos
en sus destinos. El Gobierno tomará las medidas necesarias para que sean
readmitidos en sus res- pectivos puestos los obreros que hubiesen sido
despedidos por sus ideas o con motivo de huelgas políticas en todas las
corporaciones públicas [...]. Por lo que se refiere a las empresas de carácter
privado, el Ministerio de Trabajo adoptará las disposiciones conducentes a la
discriminación de todos los casos de despido que hubieran sido fundados en un
momento político social [...].
Se
promulgará una ley concediendo a las familias de las víctimas producidas por
las fuerzas revolucionarias o por actos ilegales de la autoridad y la fuerza
pública en la represión la adecuada reparación del daño inferido a las
personas. [...]
Serán
reclamadas las transgresiones cometidas contra la ley fundamental. La Ley
orgánica del Tribunal de Garantías habrá de ser objeto de reformas, a fin de
impedir que la defensa de la Constitución resulte encomendada a conciencias
formadas en una convicción o en un interés contrarios a la salud del régimen.
[...]
Los casos
de violencia de los agentes de la fuerza pública acaecidos bajo el mando de los
Gobiernos reaccionarios aconsejan llevar a cabo la investigación de
responsabilidades concretas hasta el esclarecimiento de la culpa individual y
su castigo. Se [...] sancionará con la separación del servicio a todo agente
que haya incurrido en malos tratos o parcialidad política. El Cuerpo de
Vigilancia se organizará con funcionarios aptos y de cumplida lealtad al
régimen. [...]
Los
republicanos no aceptan el principio de la nacionalización de la tierra y su
entrega a los campesinos, solicitado por los delegados del partido socialista.
En cambio, consideran conveniente una serie de medidas que se proponen la
redención del campesino y del cultivador medio y pequeño. [...]
La Hacienda
y la Banca tienen que estar al servicio del empeño de reconstrucción nacional.
[...] No aceptan los partidos republicanos las medidas de nacionalización de la
Banca propuestas por los partidos obreros; reconocen, sin embargo, que nuestro
sistema bancario requiere ciertos perfeccionamientos si ha de cumplir la
misión que le está encomendada en la reconstrucción económica [...]
La República
que conciben los partidos republicanos no es una República dirigida por motivos
sociales o económicos de clases, sino un régimen de libertad democrática
impulsado por motivos de interés público y progreso social. Pero precisamente
por esa decidida razón, la política republicana tiene el deber de elevar las
condiciones morales y materiales de los trabajadores [...], sin reparar [...]
en cuantos sacrificios hayan de imponerse a todos los privilegios sociales y económicos.
No aceptan los partidos republicanos el control obrero solicitado por la
representación del partido socialista. [...]
Aunque la
política de reconstrucción económica debe conducir a la absorción del paro, es menester además organizar administrativa
y técnicamente la lucha, estableciendo los servicios que sean necesarios [...].
Unificación, bajo la dirección del Estado, de las diversas instituciones de
fundación privada, totalizando sus recursos, sin perjuicio del respeto a la
voluntad del fundador.
15 de
enero de 1936
DECLARACIÓN
DEL GOBIERNO DEL FRENTE POPULAR ANTE EL ASESINATO DE CALVO SOTELO
El Consejo
de Ministros, ante los hechos de violencia que han culminado en la muerte del
Oficial de Seguridad señor Castillo y el Diputado a Cortes don José Calvo
Sotelo, hechos de notoria gravedad, y cura execración tiene que formular con
las más sinceras y encendidas protestas, se cree en el caso de hacer una
declaración pública en el sentido de que procederá inmediatamente, con la mayor
energía y la severidad más clara, dentro de los preceptos de la Ley de Orden
Público, a tomar aquellas medidas que demandan la necesidad de mantener el
espíritu de convivencia entre los españoles y el respeto elemental a los
derechos de la vida humana. [...] Se ha practicado ya múltiples detenciones, que serán seguidas de otras,
habiéndose clausurado distintos Centros.
14 de julio
de 1936
INSTRUCCIÓN RESERVADA NÚMERO 1 DE LOS CONSPIRADORES
Las
circunstancias gravísimas por que atraviesa la Nación, debido a un pacto
electoral que ha tenido como consecuencia inmediata que el Gobierno sea hecho
prisionero de las Organizaciones revolucionarias, llevan fatalmente a España a
una situación caótica, que no existe otro medio de evitar que mediante la
acción violenta. Para ello los elementos amantes de la Patria tienen
forzosamente que organizarse para la rebeldía, con el objeto de conquistar el
Poder e imponer desde él el orden, la paz y la justicia. Esta organización es
eminentemente ofensiva; se ha de efectuar en cuanto sea posible, con arreglo a
las siguientes bases:
Base 1: La conquista del Poder ha de
efectuarse aprovechando el primer momento favorable, y a ella han de contribuir
las Fuerzas Armadas, conjuntamente con las aportaciones que en hombres y
material y elementos de todas clases faciliten los grupos políticos, sociedades
e individuos aislados que no pertenezcan a partidos, sectas y sindicatos que
reciban inspiraciones del extranjero, socialistas, masones, anarquistas,
comunistas, etc. [...]
Base 5: Producido el movimiento y
declarado el estado de guerra [...]. Se tendrá en cuenta que la acción ha de
ser en extremo violenta para reducir lo antes posible al enemigo, que es fuerte
y bien organizado. Desde luego serán encarcelados todos los directivos de los
partidos políticos, sociedades o sindicatos no afectos al movimiento, aplicándoles
castigos ejemplares a dichos individuos para estrangular los movimientos de
rebeldía o huelgas.
Base 6: Conquistado el Poder, se
instaurará una Dictadura militar que tenga por misión inmediata restablecer el
orden público, imponer el imperio de la Ley y reforzar convenientemente al
Ejército [...].
Redactada por el General Mola “El director” a fines de abril de 1936
BANDO DEL
GENERAL FRANCO (19 DE JULIO)
Don Francisco Franco Bahamonde, General de
división, Jefe de las Fuerzas Armadas de África
ORDENO
Y MANDO:
Artículo 1º. Queda declarado el ESTADO DE GUERRA en todo
el territorio de MARRUECOS y, como primera consecuencia, militarizadas todas
las Fuerzas Armadas, sea cual sea la Autoridad de quien dependían anteriormente
con los deberes y atribuciones que competan a las del Ejército, y sujetas
igualmente al Código de Justicia Militar.
Art. 2º. No precisará intimación ni aviso para
repeler por la fuerza agresiones a las fuerzas indicadas anteriormente, ni a
los locales o edificios que sean custodiados por aquellas, así como los
atentados y sabotajes a vías y medios de comunicación y transporte de toda
clase y a los servicios de agua, gas y electricidad y artículos de primera
necesidad. Se tendrá en cuenta la misma norma para impedir los intentos de fuga
de los detenidos. [...]
Art. 14º. Ante el bien supremo de la Patria, quedan
en suspenso todas las garantías individuales establecidas en la Constitución,
aun cuando no se hayan consignado especialmente en este Bando.
Melilla, 19 de
Julio de 1936
CONVERSACIÓN
ENTRE MARTÍNEZ BARRIO Y EL GENERAL MOLA (19 DE
JULIO)
–Saludo a usted,
general, Soy Martínez Barrio.
–¿Don Diego
Martínez Barrio? Le escucho respetuosamente.
–General, he sido
encargado de formar gobierno. Y he aceptado. Al hacerlo me mueve una sola
consideración: la de evitar los horrores de la Guerra Civil, que ha empezado a
desencadenarse. Usted, por su historia y por su posición, puede contribuir a
esa tarea. Desconozco las ideas políticas de los generales, entre ellos usted,
que están al frente del Ejército. Supongo que por encima de todo otro
estímulo colocan su amor a España y el cumplimiento de su deber militar. En esta
confianza me dirijo a usted, para excitarle a que la tropa a sus órdenes se
sostenga dentro de la más estricta disciplina y bajo la obediencia de mi
gobierno.
–Agradezco a usted
mucho, señor Martínez Barrio, las palabras lisonjeras e inmerecidas que le
inspiran mi condición y mis servicios. Con la misma cortesía y nobleza con que
usted me habla voy a contestarle. El Gobierno que usted tiene el encargo de
formar no pasará de intento; si llega a constituirse, durará poco; y antes que
de remedio, habrá servido para empeorar la situación.
–Habría de tener
las mismas desconfianzas que usted, que no las tengo, y la conveniencia general
me impondría el deber de aceptar la tarea. Lo que pido a todos es que como yo cumplo el mío, cumplan el suyo. España
quiere tranquilidad, orden, concordia. Pasadas que sean las horas de fiebre, el
país agradecerá a sus hombres representativos que le hayan evitado un largo
período de horror.
–No lo dudo. Pero yo veo el porvenir de otra manera. Con el
Frente Popular vigente, con los partidos activos, con las Cortes abiertas, no
hay, no puede haber, no habrá gobierno alguno capaz de restablecer la paz
social, de garantizar el orden público, de reintegrar a España su tranquilidad.
–Con las Cortes
abiertas y el funcionamiento normal de todas las instituciones de la República
estoy yo dispuesto a conseguir lo que usted cree imposible. Pero el intento
necesita de la obediencia de los cuerpos armados. Esa es la que pido, antes de
ser poder, y la que impondré e intentaré imponer cuando lo sea. Espero que en
este camino no me falte su concurso.
–No, no es posible
señor Martínez Barrio.
–¿Mide usted bien
la responsabilidad que contrae?
–Sí, pero ya no
puedo volver atrás. Estoy a las órdenes de mi general don Francisco Franco y me
debo a los bravos navarros que se han colocado a mi servicio. Si quisiera hacer
otra cosa, me matarían. Claro que no es la muerte lo que me arredra sino la
ineficacia del nuevo gesto y mi convicción. Es tarde, muy tarde.
–No insisto más.
Lamento su conducta, que tantos males ha de acarrear a la patria y tan pocos
laureles a su fama.
–¡Qué le hemos de
hacer! Es tarde, muy tarde.
Debimos
colgar casi simultáneamente los auriculares, porque las últimas palabras me
llegaron ya borrosas. La suerte
echada no dejaba ya resquicio.
19 de julio de 1936, de madrugada DIEGO MARTÍNEZ BARRIO, Memorias
LA
SITUACIÓN DEL GOBIERNO TRAS EL ALZAMIENTO.
Al siguiente día
del alzamiento militar el gobierno republicano se encontró en esta situación:
por un lado tenía que hacer frente al movimiento que desde las capitales y
provincias ocupadas (el noroeste y el centro de la Península y buena parte de
Andalucía) tomaba la ofensiva contra Madrid; y por otro, a la insurrección de
las masas proletarias, que sin atacar directamente al gobierno, no le obedecían.
Para combatir al fascismo, querían hacer una revolución sindical. La amenaza
más fuerte era sin duda el alzamiento militar, pero su fuerza principal venía,
por el momento, de que las masas desmandadas dejaban inerme al gobierno frente
a los enemigos de la República. Reducir aquellas masas a la disciplina,
hacerlas entrar en una organización militar del estado, con mandos dependientes
del gobierno, para sostener la guerra conforme a los planes de un Estado Mayor,
ha constituido el problema capital de la República.
Manuel Azaña, Escritos políticos y de guerra
DECRETO
DE CREACIÓN DE BATALLONES DE VOLUNTARIOS
Es propósito del
Gobierno premiar la heroica actuación de los milicianos populares que al lado
de las fuerzas leales de la República contribuyeron de manera tan decisiva al
aplastamiento de la sublevación. [...]
Artículo 1º. Se crean en Madrid los Batallones de
Voluntarios cuya recluta se hará entre los actuales milicianos [...].
Artículo 2º. Los milicianos que ingresen en los
Batallones de Voluntarios tendrán derecho a alojamiento, manutención y
vestuario en las mismas condiciones que los soldados del ejército regular.
BOE, 3 de agosto de
1936
LAS BRIGADAS INTERNACIONALES
Las Brigadas Internacionales fueron unidades militares
compuestas por voluntarios extranjeros procedentes de más de 50 países que
participaron en la Guerra Civil Española. Se desconoce el número exacto de
voluntarios pero se sabe que fueron más de 35.000. Tampoco se sabe el número de
muertos, aunque se estima que fueron alrededor de unos 10.000 voluntarios los
que dejaron su vida en los campos de España.
En octubre de 1936, antes de la
formación de las Brigada Internacionales, numerosos voluntarios vinieron a
enrolarse en diferentes unidades de su afinidad ideológica (anarquista,
socialista, comunista, etc.). Algunos ya residían en España bien por estudios,
o bien como exiliados políticos procedente de países con gobiernos fascistas o
autoritarios y los que habían venido a Barcelona a participar en las Olimpiadas
Populares de julio de 1936, la alternativa a los Juegos Olímpicos que Hitler
había organizado en Berlín.
Con estos voluntarios se formaron los
primeros grupos como el Rakosi (húngaros), el Dombrowki (polacos), las
centurias como la Tom Mann (británica), la Gastone Sozzi (italiana) o la
Thälmann (alemana). Muchos de estos voluntarios y unidades se integraron más
tarde en las Brigadas Internacionales
La idea de crear las brigadas
internacionales se fue gestando en el verano de 1936 a partir de diversas
iniciativas paralelas. La reunión del Comintern celebrada en Moscú el 18 de
septiembre de 1936 dio el aval a esta propuesta y los partidos comunistas se
comprometieron a reclutar a voluntarios dispuestos a luchar junto a los
republicanos españoles. La sede internacional de reclutamiento se estableció en
París, desde donde se organizaba el envío de voluntarios en contacto con el
gobierno republicano que tramitaba la documentación necesaria para el recluta.
Los primeros voluntarios llegaron el 14 de octubre de 1936.
El gobierno de la República aprobó la
formación de estas unidades el 22 de octubre de 1936, cuando el avance de los
sublevados sobre Madrid reveló la crítica situación militar de la República. El
mismo día se decidió que el Cuartel General y las bases de instrucción estarían
en Albacete. Desde el principio, las unidades internacionales fueron consideradas
tropas de choque y fueron destinadas a operaciones ofensivas o bien a conjurar
importantes ofensivas del enemigo. En pocas ocasiones fueron establecidas como
tropas de línea para defender un sector del frente.
A finales del 1938 se decidió la
retirada de las tropas internacionales y en su gran mayoría, los que aun
vivían, volvieron a sus casas. No obstante, al final de la guerra fueron
acusados de «simpatizantes de la Unión Soviética» y, durante la Caza de Brujas
tras la Segunda Guerra Mundial en la que se persiguió a cualquier sospechoso de
ser simpatizante del marxismo, fueron considerados un «peligro» para la
seguridad nacional.
Historia de las Brigadas Internacionales. Red
de archivos Pares-Mcu
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