El tema inicial del siglo XX nos ilustrará sobre las complejas vicisitudes de
nuestro primer tercio de siglo, siempre debemos tener en cuenta lo aprendido
para poder entender el proceso histórico en el que nos adentramos.
El libro de texto nos ayuda en esta divertida tarea que es aprender.
BLOQUE 9: La crisis del Sistema de la Restauración y la caída de la
Monarquía (1902-
1931)
Os adjunto un video que recoge todo el reinado de Alfonso XIII
9.1. Alfonso XIII y
la crisis del sistema político
de la
Restauración:
los partidos dinásticos. Las fuerzas políticas de oposición: republicanos, nacionalistas,
socialistas y anarcosindicalistas.
El reinado de Alfonso XIII ocupa el primer tercio del siglo XX. En él se continuó la monarquía
parlamentaria de la Restauración con el turnismo canovista, se encontró con
constantes y crecientes problemas (políticos, regional, militar, social…) a
los que no logró dar una solución acertada, llegando poco a poco a mostrar las carencias del propio régimen. La crisis de 1917 pudo haber
servido para modernizarlo si se hubieran emprendido las reformas generales necesarias, los
gobiernos de concentración de la época sólo sirvieron para alargar su final. El descrédito
del sistema de la Restauración fue uno de los argumentos del general Miguel Primo de Rivera para dar
un golpe de Estado en 1923.
Los grandes problemas del país.
En primer lugar se dio la paulatina descomposición de los dos partidos
dinásticos, provocada por la desaparición de los dirigentes históricos (Cánovas y
Sagasta) y las luchas entre sus nuevos líderes por hacerse con el control del
partido, tanto entre los conservadores como entre los liberales.
Las mayorías en las Cortes eran precarias al tener que asignarse diputados
a cada una de las facciones en que se dividían ambos partidos y las luchas entre éstas. Desde 1917
surge la incapacidad de formar gobierno por un partido solo, lo que llevó a recurrir
a gobiernos de concentración donde participaban las facciones de los dos
partidos del “turno”.
El siguiente punto importante fue el aumento de la conflictividad social por las condiciones de vida de los trabajadores, se
produjo un incremento de las huelgas. El movimiento obrero va a tener una gran presencia a través de los sindicatos
(socialista y anarquista), también creció la afiliación sindical.
Otro asunto fue la cuestión religiosa.
Socialistas, republicanos y un sector del partido liberal estaban a favor de
limitar el número de congregaciones religiosas que contaban con privilegios legales. La Iglesia católica había experimentado
un fuerte avance de su influencia social amparada por el régimen de la Restauración. Frente al resurgimiento
del clericalismo se acentuó el anticlericalismo, que fue extendiéndose
entre buena parte de la opinión pública urbana, y, sobre todo, entre las
clases populares que veían al clero como grandes defensores de los poderosos.
Otro asunto de importancia fue el relacionado con lo militar. La guerra de 1898 había
demostrado la necesidad de introducir reformas en las Fuerzas Armadas, en
las que sobraban oficiales y jefes y faltaban recursos materiales. A partir
de ese momento, hay que contar con un estamento militar herido, que atribuía
toda la responsabilidad de la derrota sufrida contra EE.UU. a los políticos, reivindicaban el papel protagonista que el Ejército había desempeñado en el siglo
XIX. Contra esta visión se enfrentarán sectores que defendían la supeditación al poder democrático civil, surgió una
corriente crítica en la opinión pública que asociaba a los militares con la derrota frente al ejército de EE.UU..
Otro tema político importante fue el regional/nacionalista. Durante el reinado se van
afirmando corrientes autonómicas en Cataluña, País Vasco y Galicia, pero es
en Cataluña donde el sentimiento regional adquirirá mayor fuerza influyendo en la política general del país. Para los políticos
conservadores y liberales dirigentes de la Restauración, y para muchos militares, nacionalismo se asoció a separatismo y a riesgo de
disgregación de España.
Surgió en plena fase imperialista europea el problema de Marruecos. Tras la derrota del 98, España
se incorporó a la etapa final del reparto del continente africano, donde se
decidía el futuro colonial de Marruecos: Conferencia de Algeciras 1906. A
España se le ofreció la zona norte de Marruecos (el Rif), quedando la mayor parte y zona más rica para Francia, de esta manera las grandes potencias solventaron el enfrentamiento por Marruecos. En 1912, oficialmente, Francia y España establecieron
en Marruecos sus respectivos protectorados.
De 1902 y 1914. La “revolución desde arriba”.
Hasta 1912, desde el “desastre del 98” los gobiernos españoles intentaron aplicar reformas "regeneracionistas", aunque estos intentos se dieron en medio de disputas entre los dirigentes de los partidos y la intervención de la corona en la corta duración de los
gobiernos, salvo los presididos por Maura y Canalejas cuyas actuaciones
políticas caracterizarán el regeneracionismo conservador y liberal,
adoptando medidas reformistas en lo social, en la vida política y en la
Administración del Estado. Estas decisiones no fueron suficientes, la realidad del
país fue poco a poco mostrando las imposibilidades del sistema político de
la Restauración para resolver los problemas.
Los comienzos del reinado: un turnismo inestable, el problema de los
nacionalismos y su choque con el problema militar: la crisis de
1905-1906.
Alfonso XIII accedió al trono en 1902 .Desde este año a 1905 gobernaron los
conservadores, y entre 1905 y 1906 los liberales; en estos cinco años
hubo cinco gobiernos conservadores y cinco liberales. Este hecho traduce las
divisiones internas de ambos partidos, motivadas básicamente por la lucha
por el poder dentro de la clase dirigente.
En los comienzos del reinado se vieron
frustradas las tentativas de regeneración de la vida política (Francisco
Silvela se retira de la política en 1903). Será con el gobierno de Maura en
1907 cuando los planteamientos regeneracionistas conservadores constituyan la base de la
política de gobierno.
Al mismo tiempo el catalanismo era ya una fuerza política importante. En
1901, se había fundado la Lliga Regionalista, partido liderado por Prat de
la Riba y Francesc Cambó. De ideología conservadora, encontró un fuerte
apoyo entre la burguesía catalana. Su crecimiento electoral fue rápido, y en
1905 ganó las elecciones municipales en Barcelona de forma aplastante.
Las relaciones entre sectores del Ejército y la prensa que criticaba aspectos de esa institución venían siendo
tirantes. Días después de las elecciones municipales se produjo un grave
incidente que demostraba la posición del poder militar frente a la libertad de expresión. En
un semanario satírico catalán ¡Cu-cut! se publicó una viñeta, considerada
ofensiva por algunos militares. Unos trescientos oficiales de la guarnición
de Barcelona decidieron tomarse la justicia por su mano por lo que
consideraban un ataque directo, asaltando y destruyendo las instalaciones
del semanario ¡Cu-cut! y el de la Veu de Catalunya, diario cercano a la
Lliga Regionalista. Los autores de estos ataques recibieron apoyo de otras guarniciones del resto de España. La protesta se convirtió en una clara intromisión en la vida política: el estamento militar exigió al gobierno una
ley de jurisdicciones, según esa ley los posibles delitos considerados contra el Ejército y
la Patria quedarían bajo control de los tribunales militares. El gobierno
del partido liberal presidido por Segismundo Moret, accedió,
aprobándose la ley en 1906. Con esta ley se rompía una de las características del régimen de
la Restauración de Cánovas: la primacía del poder civil sobre el
militar.
El regeneracionismo de
Maura
(1907-1909).
Entre 1907 y 1912 se van a desarrollar dos actuaciones del
regeneracionismo conservador desde dentro del sistema con la idea de
enfrentarse a sus “males”, incorporando reformas políticas y sociales. Dos
políticos, el conservador Antonio Maura (1907-1909) y el liberal José
Canalejas (1910-1912), fueron los protagonistas de este intento de reforma del sistema de la
Restauración.
En enero de 1907 el rey nombró jefe de gobierno a Antonio Maura que era
líder del partido conservador. Sus intenciones políticas quedan
reflejados en la frase "hagamos la revolución desde arriba o nos la harán
desde abajo", dejaba claro que era necesaria una reforma de la vida pública para evitar cualquier levantamiento popular que hiciera
peligrar el sistema.
Maura emprendió un programa de gobierno con medidas de inversión
pública, aprobándose la Ley de Protección de la Industria Nacional. En 1908 se estableció el Instituto Nacional
de Previsión, antecedente de la Seguridad Social. Con anterioridad se había
regulado el descanso dominical y la jornada laboral de mujeres y
niños.
En el terreno político, Maura quiso acabar con el caciquismo manteniendo la estructura de poder existente. Se aprobó la ley electoral de 1907; no obstante, el caciquismo siguió arraigado en la sociedad porque era necesario para el control del poder y la permanencia
del sistema de la restauración.
La nueva Ley de Administración Local, proyecto que daba autonomía a los municipios,
y por la que se creaban las mancomunidades provinciales, asociaciones
regionales de las Diputaciones, un primer paso para un cierto
autogobierno regional que fuera aceptado por los catalanistas. La Ley no
terminaba de encajar suficientemente entre todos los conservadores y
liberales. Seguía sin aprobarse cuando la Semana Trágica de Barcelona de
1909 hizo caer al gobierno Maura.
La Semana Trágica de Barcelona (1909).
En los primeros años del siglo en Barcelona se desarrolló el
regionalismo/nacionalismo burgués, el crecimiento de las movilizaciones
obreras y el republicanismo entre sectores de la pequeña burguesía y de la
clase trabajadora. Entre las fuerzas republicanas destacaba el Partido
Republicano Radical, dirigido por Alejandro Lerroux. Su programa tenía apoyo
electoral en Cataluña, era populista, anticlerical, “españolista” y
anticatalanista.
La movilización de los reservistas catalanes para ir al Rif provocó la
indignación popular. La situación de Marruecos y las decisiones del gobierno
van a provocar la crisis: un estallido de violencia, la llamada Semana
Trágica de Barcelona. En julio de 1909, los miembros de algunas cabilas
próximas a Melilla atacaron a los trabajadores españoles de una de
las compañías mineras. El gobierno Maura decidió reforzar al Ejército y
aprovechar la ocasión para ensayar el plan de movilización de los
reservistas. Ordenó la incorporación de éstos en Madrid y Barcelona. En
ambas ciudades se produjeron fuertes protestas y manifestaciones
protagonizadas por mujeres y madres de los alistados, será en Barcelona donde se dará una importante revuelta popular. En el puerto de
Barcelona, durante el embarque, la multitud reunida para despedir a las
tropas protestaban con gritos de “tirad los fusiles” y “que vayan los ricos
a la guerra”.
El 26 de julio se iniciaba una huelga general en Barcelona, convocada por
Solidaridad Obrera, integrada por sociedades obreras anarquistas, y que se convirtió en una violenta insurrección popular, con más de 200 barricadas,
paralización de la vida urbana, incendio de más de 50 conventos e iglesias.
El paro fue total.
El gobierno declaró el estado de guerra, mientras la huelga se extendía a
las ciudades industriales vecinas. Entre el 26 de julio y el 1 de agosto se
sucedieron luchas callejeras, incendios y enfrentamientos entre huelguistas
y miembros de la policía y el Ejército. Barcelona quedó aislada del
exterior. El balance fue de más de un centenar de muertos, numerosos heridos
y edificios destruidos. Después llegaron las detenciones en masa y los
juicios. El juicio más grave fue el procesamiento irregular, condena y ejecución
del pedagogo y anarquista Francisco Ferrer y Guardia, fundador de la Escuela
Moderna. Hoy se considera demostrado que no participó en los hechos. Su ejecución
se produjo en medio de una oleada de protestas internacionales.
La Semana Trágica provocó la caída de Maura, muy desprestigiado, que perdió
el respaldo del rey, dando el gobierno a los liberales. Propició la
Conjunción republicano-socialista, una alianza electoral que en 1910
consiguió un gran éxito y otorgó el primer escaño a un diputado obrero en
las Cortes, Pablo Iglesias. Desapareció la organización Solidaridad Obrera, entre 1910-1911 se constituye el sindicato anarquista Confederación Nacional
del Trabajo convirtiéndose en la mayor fuerza sindical de España.
El gobierno
Canalejas,
último intento regeneracionista del régimen de la Restauración (1910-1912). De 1910 a 1912 dirigió el gobierno José Canalejas, líder del partido
liberal. Durante su mandato se suprimieron los impopulares consumos (impuestos a productos de primera necesidad), siendo
sustituidos por un impuesto progresivo sobre las rentas urbanas; se
estableció el servicio militar obligatorio, eliminándose la redención a
metálico, no obstante, se introdujo la posibilidad de reducción del servicio
militar a cinco o diez meses previo pago, para cada caso, de 2.000 o 1.500
ptas. Se reguló el trabajo nocturno femenino. Las Cortes aprobaron también
la “ley del candado”, por la que se prohibía durante dos años la instalación
de nuevas comunidades religiosas. Se quería negociar en ese plazo un acuerdo
con el Vaticano que nunca llegó a firmarse.
En la cuestión marroquí pudo darse el paso decisivo hacia el
establecimiento del protectorado. Canalejas en 1911 se dispone a la
ocupación militar de la zona norte (el Rif), asignada a España en la
Conferencia de Algeciras para establecer su protectorado. Los límites
quedaron definitivamente establecidos en 1912 con la firma con Francia por
parte de Romanones (tras el asesinato de Canalejas), el Tratado delimitaba las
zonas geográficas de los protectorados de Francia y de España en Marruecos.
En 1912 Canalejas obtenía también otro gran éxito cuando el Congreso aprobó
la Ley de Mancomunidades, que permitía un inicio de autogobierno y que
satisfacía a una parte de los catalanistas. Pero el jefe de gobierno no
llegó a ver aprobada la ley en el Senado: el 12 de noviembre caía asesinado
en Madrid por los disparos de un anarquista.
Con la muerte de Canalejas desaparecería el intento de renovación del país
y volvía la división al seno del partido liberal (García Prieto o
Romanones). Tras un corto gobierno de Romanones, el rey decidió aplicar el
“turno”. Llama a los conservadores y tras la negativa de Maura a formar
gobierno lo hará otro líder de los conservadores: Eduardo Dato (1913). Con
él se aprobaba la Ley de Mancomunidades, a la que se acogió Cataluña (1914).
Con ella se permitía establecer un órgano de coordinación de las cuatro
Diputaciones provinciales. Su labor fue importante contribuyendo al fomento
material y cultural de Cataluña.
Las fuerzas políticas de oposición: republicanos, nacionalistas,
socialistas y anarcosindicalistas.
Al margen de los partidos dinásticos estaban las fuerzas políticas de la oposición.
Republicanismo.
Los republicanos tenían distintas organizaciones; esta opción representaba
una propuesta democratizadora, en buena medida anti-clerical, tenían en
cuenta las reivindicaciones sociales. En 1903 Alejandro
Lerroux
y Nicolás
Salmerón
unifican el mundo republicano en la Unión Republicana, que logra 36
diputados con presencia importante en las grandes ciudades. Las diferencias
se convierten en división, dando lugar en 1908 al Partido Radical de A.
Lerroux , muy implantado en Cataluña, con un discurso demagógico
anti-clerical y anti-catalanista intentó atraerse a sectores obreros
y de la pequeña burguesía, fomentó intentonas insurreccionales. Son conocidos sus
oscilaciones políticas y oscuros movimientos financieros. En 1912
Melquíades Álvarez
funda el Partido Reformista, más conservador en lo social y dispuesto a
colaborar con la monarquía si emprendía un proceso democrático. Fue
muy importante el republicanismo valenciano, en torno al novelista
Vicente
Blasco Ibañez.
Los nacionalismos.
El nacionalismo Catalán.
Estuvo representado sobre todo por la
Lliga catalana de Prat de la la Riba y Cambó (participará en los gobiernos
de la monarquía). Con posiciones conservadoras representaban a la
gran burguesía, enfrentados a la clase obrera. Hubo una nueva
organización: Centro Nacionalista Republicano. La unión de todo el
catalanismo con el nombre de
Solidadaridad Catalana
tuvo en las elecciones de octubre de 1907 41 de los 44 escaños
correspondientes a Cataluña. Esta unidad se rompió cuando la Lliga de Prat
de la Riba presidió la Mancomunidad de Cataluña (aceptaba la ley de
mancomunidad del gobierno turnista) .
El nacionalismo vasco.
PNV
(Partido Nacionalista Vasco). El “padre” del nacionalismo vasco es Sabino
Arana que parte del conservadurismo católico y defensa de la sociedad
tradicional, le permitió conectar con un campesinado, que había resistido
con más éxito que en otras partes del estado a la reforma liberal, muchos
venían del carlismo en buena parte hablaban el vasco (euskera). Los rasgos
“arcaizantes” y un etnicismo inicial fueron mitigándose cuando otros
sectores de la sociedad vasca, incluida parte de la burguesía industrial que
estaba creciendo a gran velocidad en estos años, se adhieren a sus
postulados. El proyecto se convertirá posteriormente en un complejo
entramado ínter-clasista católico conservador con un sector obrero que
fundaría en 1911 el sindicato ELA-STV.
El galleguismo.
La sociedad gallega era también una sociedad rural que se vio afectada duramente por la
emigración. A mediados del siglo XIX se produce
“O Rexurdimento”, movimiento que reivindica la lengua y cultura gallega. Durante la
última etapa de la Restauración cobrará más fuerza.
Nacionalismo andaluz
El nacionalismo llegó a fraguar con poca influencia hacia los años 10 del
siglo XX,
Blas Infante mostró una cercanía hacía el movimiento jornalero y el pasado
andalusí. Nunca llegó a tener un seguimiento masivo.
El Movimiento obrero.
Las organizaciones a principio de siglo irán creciendo con el desarrollo de
la industrialización, durante este primer tercio se convertirá en un sector
importante en la marcha de la sociedad española. Tuvo dos corrientes
principales: Anarquistas y Socialistas. En el País Vasco será
influyente el sindicalismo de inspiración católica de
ELA-STV. Durante los años 20 nace una débil corriente comunista.
El Anarquismo La corriente sindical más numerosa de España. Tenían gran presencia de afiliados entre el proletariado industrial catalán y los jornaleros del campo
andaluz de las zonas latifundistas. No aceptaban la organización en partidos
políticos ni la participación en elecciones. La Huelga general y ocupación
de tierras eran sus armas de lucha. También hubo sectores que optaron por la
violencia individual, lo que fue utilizado por las fuerzas del régimen para
incriminar
al movimiento obrero organizado, utilizando en muchos casos auténticos montajes y
falsedades para disminuir su fuerza sindical. Tras periodos de ilegalizaciones en 1911 se funda la gran
central sindical anarco-sindicalista:
CNT, que fue mayoritaria hasta la guerra civil y sufrió frecuentes
persecuciones durante el reinado de Alfonso XIII.
El Socialismo Tenía un partido político, el
PSOE, y un sindicato, la
UGT, unidos en
objetivos estratégicos y con dirigentes que estaban en ambas organizaciones.
Sus objetivos revolucionarios se veían frecuentemente frenados por
querer aprovechar las posibilidades de reformas sociales que pudieran
conseguir dentro del sistema. Su líder Pablo Iglesias logra ser diputado en 1910 en
la Conjunción Republicano-Socialista. Las reformas parciales que pudieran
arrancarse a través de luchas concretas en la fábrica o con movilizaciones
más generales fueron su objetivo. Su máxima influencia se daba en la minería
asturiana, Vizcaya y Madrid.
Enlaces interesantes
Biografía de Alfonso XIII. Cervantes virtual.
La restauración. Congreso de diputados.
Los gobiernos de Alfonso XIII
Exposición de Patrimonio Nacional sobre Alfonso XIII
TEXTOS.
Enlaces interesantes
Biografía de Alfonso XIII. Cervantes virtual.
La restauración. Congreso de diputados.
Los gobiernos de Alfonso XIII
Exposición de Patrimonio Nacional sobre Alfonso XIII
TEXTOS.
La Semana Trágica (1909)
“Las hostilidades importantes habían comenzado en Marruecos durante el
mes de febrero de 1909. Maura había obtenido del Parlamento un crédito
extraordinario y el 10 de julio fueron llamados a filas los reservistas
[…]. Comenzaron los embarques de tropas en Barcelona, prosiguiendo toda la
semana. El domingo 18 las despedidas en el puerto se transformaron ya en
manifestación antibélica. […] El día 19 las manifestaciones contra la
guerra recorren las Ramblas; las fuerzas de vigilancia patrullan por las
calles. El día 22 las Juventudes Socialistas convocan en Madrid una
manifestación en la que participan miles de jóvenes y de mujeres (ya se
habían producido actos de insubordinación al salir de Madrid el regimiento
de Arapiles) […]. Los acontecimientos se precipitan y el día 24 se forma
un comité de huelga con representantes de los diversos sectores de
Solidaridad Obrera. […] El Comité de huelga, formado al fin por
representantes de los grupos anarquistas, de
la Federación
socialista y de las sociedades obreras, tomó sus últimas disposiciones en
la madrugada del 26 de julio. La huelga fue total; los tranvías, guiados
por los “murcianos” traídos por Foronda, circularon hasta las nueve de la
mañana, pero tras numerosos apedreamientos y algún que otro incendio
cesaron de circular. A causa de los tranvías se produjeron los primeros
choques entre huelguistas y fuerza pública. Por la tarde se declaró el
estado de guerra (contra el criterio de Ossorio y Gallardo, gobernador
civil). La huelga era hasta entonces relativamente pacífica en Barcelona,
pero ¿qué pasaba en el resto de Cataluña? El paro era total en Sabadell,
Mataró, Tarrasa, Manresa, San Feliú de Llobregat, Granollers, etc. [...]
en la mayoría de las localidades citadas la huelga había tomado un
carácter insurreccional y que los obreros eran dueños de la situación.
El martes 27 la violencia subirá de punto en una Barcelona aislada del
resto del mundo, con fuerzas del ejército mandadas por el general
Santiago, que, en realidad, no bastaban para salvar la situación […] en
Barcelona se alzaban barricadas por doquier y había muertos y heridos en
los choques con el ejército y fuerzas de seguridad. […] En medio de esta
situación empezó la quema de conventos, siendo el primero en el caso de la
ciudad, el de las Adoratrices […]. No se produjeron ataques contra las
personas de sacerdotes y religiosos, pero sí macabros desenterramientos en
conventos, etc. […] El miércoles 28 los combates fueron todavía más
intensos, pero la huelga, perdido su objetivo inicial y sin encontrar
otro, desbordada por la provocación anticlerical y separada del resto del
país, tenía que ir forzosamente a la deriva […]. El movimiento, carente de
dirección, se agotaba; el viernes 30 por la tarde aflojaron los combates;
el sábado 31 todo había prácticamente terminado y el lunes 2 de agosto se
reanudó el trabajo a ritmo normal. Empezaron los encarcelamientos, los
registros y los procesos. El mismo día 2 actuó el primer consejo de guerra
sumarísimo. El saldo trágico de aquellos días era: tres muertes y 27
heridos por parte del ejercito de seguridad; una muerte y 46 heridos de
la Guardia Civil ; 82 muertos y 126 heridos de la población civil (102 muertos según
fuentes no oficiales); cuatro muertos y 18 heridos de
la Cruz Roja.
Los detenidos eran casi un millar.”
Manuel Tuñón de Lara:
El movimiento obrero en
la Historia
de España. Madrid, Taurus, 1972
Guerra de Marruecos: repercusiones en la opinión pública
“Morirán unos cuantos soldados, ascenderán otros cuantos, enseñaremos una
vez más nuestro desbarajuste, nos pondremos por centésima vez en ridículo
llamando al tiroteo escaramuza; a la escaramuza, acción de guerra; al
encuentro de avanzadas, combate; al combate, batalla campal; enviaremos
más generales que coroneles, más jefes que oficiales, más oficiales que
soldados, más promesas que realidades, y por todo sacar, sacaremos sólo
una cosa: sangre al pueblo y dinero al contribuyente[…] Yo le digo que
esto de ir a Marruecos es la revolución, y al decirlo sirvo a la Patria y
al Rey mucho mejor que haciendo creer al Rey y a la Patria que el ir a
Marruecos conviene a la nación y a la Monarquía..”
Leopoldo Romeo: “La trompa bélica suena”. La Correspondencia de España, 12 de julio de 1909.
“Si la Guerra de Marruecos no fue nunca una empresa popular, en 1922, a un
año vista de la catástrofe de Melilla, la cuestión de Marruecos se había
convertido para los políticos en una idea obsesiva, determinante muchas
veces de su estancia en el poder; para los militares en algo superior a sus
fuerzas, para la nación, en una herida por donde se escapaban las energías y
el dinero, y para el pueblo, en una misión incomprensible, dolorosa y por lo
mismo repudiada. Aquel que por suerte no había sufrido en su propia carne o
en la de su familia los estragos de la catástrofe, lo sufría en su economía,
o quizás sólo, con ser bastante, en su orgullo, al ver a lo más selecto de
su Ejército derrotado humilladamente por un grupo de “moros salvajes” mal
pertrechados y, por supuesto, no preparados para la guerra. Sea como fuese,
lo cierto es que no dejó indiferente a nadie.
Pero, sin duda, la pesadilla de Marruecos afectó sobre todo a aquellos
que llevaban el peso de la campaña: las clases económicamente más débiles.
En efecto, la Ley de Reclutamiento de 1912 permitía redenciones a los
cinco o diez meses de servicio contra cuotas de 1500 a 2000 pesetas. Esta
discriminación económica fue la tabla de salvación de aquellos mozos que,
por razón de clase o situación social, podían pagar las cuotas
estipuladas. El estado de guerra crónico en el Norte de África, una
mortalidad en campaña alta, condiciones del servicio degradantes, etc.,
convertían el pago de la cuota en una necesidad […]. El único y elemental
recurso de los pobres para huir del reclutamiento y del más que probable
destino a África era presionar para conseguir cualquier tipo de exención,
alegando insuficiencias físicas, o recurrir a trámites de la emigración
con objeto de ser considerados prófugos…”
Ignacio M. Luzón Urueña: “Las repercusiones de la acción de España en
Marruecos. 1922-1923”. Tiempo de Historia, nº. 75 (febrero de 1981).
-LA LEY DEL “CANDADO”.1910.
Don Alfonso XIII, por la gracia de Dios y la Constitución, Rey de España.
A todos los que la presente vieren y entendieren, sabed que las Cortes han
declarado y Nos sancionado lo siguiente:
Artículo único: No se establecerán nuevas Asociaciones pertenecientes a
Órdenes o Congregaciones religiosas canónicamente reconocidas, sin la
autorización del Ministerio de la Gracia y Justicia consignada en Real
Decreto, que se publicará en la Gaceta de Madrid , mientras no se regule
definitivamente la condición jurídica de las mismas. No se concederá dicha
autorización cuando más de la tercera parte de los individuos que hayan de
formar la nueva Asociación sean extranjeros. Si en el plazo de dos años no
se publica la nueva ley de Asociaciones, quedará sin efecto la presente
ley.
Por tanto: Mandamos a todos los Tribunales, justicias, jefes,
Gobernadores y demás autoridades, así civiles como militares y
eclesiásticas, de cualquier clase y dignidad, que guarden y hagan guardar,
cumplir y ejecutar la presente Ley en todas sus partes.
Yo el Rey. El Presidente del Consejo de Ministros, José Canalejas. Gaceta
de Madrid, número 362, 28 de diciembre de 1910.
LEY DE JURISDICCIONES (texto íntegro)
Ley de Jurisdicciones de 1906.
"Don Alfonso XIII, por la gracia de Dios y la Constitución Rey de España;
A todos los que la presente vieren y entendieren sabed, que las Cortes han
decretado y Nós sancionado lo siguiente:
Artículo 1º. El Español que tomara las armas contra la Patria bajo
banderas enemigas o bajo las de quienes pugnaran por la independencia de
una parte del territorio español, será castigado con la pena de cadena
temporal en su grado máximo a muerte.
Artículo 2º. Los que de palabra, por escrito, por medio de la imprenta,
grabado, estampas, alegorías, caricaturas, signos, gritos o alusiones,
ultrajaren a la Nación, a su bandera, himno nacional u otro emblema de su
representación, serán castigados con la pena de presión correccional. En
la misma pena incurrirán los que cometan iguales delitos contra las
regiones, provincias, ciudades y pueblos de España y sus banderas o
escudos.
Artículo 3º. Los que de palabra o por escrito, por medio de la imprenta,
grabado u otro medio mecánico de publicación, en estampas, alegorías,
caricaturas, emblemas o alusiones injurien u ofendan clara o
encubiertamente al Ejército o a la Armada o a instituciones, armas, clases
o cuerpos determinados del mismo, serán castigados con la pena de prisión
correccional. Y con la de arresto mayor en sus grados medio y máximo a
prisión correccional en su grado mínimo, los que de palabra, por escrito,
por la imprenta, el grabado u otro medio de publicación instigaren
directamente a la insubordinación en institutos armados o a apartarse del
cumplimiento de sus deberes militares a personas que sirvan o están
llamadas a servir en las fuerzas nacionales de tierra o de mar.
Artículo 4º. La apología de los delitos comprendidos en esta ley, y la de
los delincuentes, se castigará con la pena de arresto mayor.
Artículo 5º. Los tribunales ordinarios de derecho conocerán de las causas
que se instruyan por cualquiera de los delitos a que se refieren los
artículos 1º, 2º y 4º de esta ley, siempre que los encausados no
pertenezcan al ejército de mar o de tierra y no incurrieren por el acto
ejecutado den delito militar. De las causas a que se refiere el art. 3º
conocerán los tribunales del fuero de Guerra y Marina.
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